Esto va buscando las tablas, pero mientras llega o no llega a ellas el aburrimiento está fuera de lugar. Y en el corazón del pandemonium que conforman la sempiterna polémica arbitral y la lucha por el título, la cosa no puede estar más divertida. Y en este miércoles emparedado entre dos días para cumplimentar la antepenúltima jornada liguera nos estalla en la cara un clásico de la Liga en el que apenas se libra algo más que la honrilla.

Al Sevilla lo despertó del sueño un rebote en Hazard y al Valencia le devolvió el sueño su claro triunfo sobre el Valladolid. Y con la friolera de 32 puntos de distancia, ambos pleitean por nada esta tarde en Nervión. Algo sí tiene en juego la tropa de Lopetegui y es la posibilidad, lejana pero posible, de situarse en una plaza, la tercera, que podría darle sitio en la Supercopa. Y con ello, la zanahoria a perseguir de un nuevo título con el que abrillantar su sala de conquistas.

Pero es un partido de rivalidad atávica desde aquellos duelos memorables entre Puchades y Juan Arza o de Campanal con Badenes cuando a Nervión se iba de infantería por el bulevar de Dato. Una rivalidad que en los últimos años se enconó mediante unas polémicas que desataron la cólera junto al Turia. Nada de ello porta en su mochila la cita de esta tarde, sobre todo porque la actualidad valencianista es tan insólita que hace que al guiso le falten condimentos básicos.

Pero este miércoles no acaba con el Sevilla-Valencia, sino que tiene su pase de la firma en un apasionante Atlético-Real Sociedad que puede determinar varios factores ligueros. El Atleti depende de sí mismo para ganar la Liga y la Real ídem de lienzo para ser quinto, ergo la cosa pinta asaz interesante. Un triunfo local le aclararía el camino a los del Cholo mientras que le propiciaría al Betis suplantar el papel que hoy parece reservado para los easonenses. Que no decaiga...