Sevilla FC

Los buenos al campo y uno a cero (1-0)

  • El Sevilla, casi con el piloto automático encendido, derrota al Valencia cuando Lopetegui metió a Fernando, Papu Gómez y Acuña

  • En-Nesyri fue el autor del tanto después de un magnífico control y definición en un gran pase del medio centro brasileño

  • Así hemos contado el partido

En-Nesyri golpea con precisión con el interior de su pie izquierdo para anotar el uno a cero.

En-Nesyri golpea con precisión con el interior de su pie izquierdo para anotar el uno a cero. / Antonio Pizarro

El fútbol es fácil, lo juegan once futbolistas contra otros once y la mayoría de las veces acaban ganando los mejores. Este Sevilla-Valencia con el combustible justito en los 32 protagonistas fue el más claro ejemplo de ello. Los locales, infinitamente superiores, no fueron capaces de plasmarlo en el marcador hasta que Lopetegui decidió introducir en el campo a sus mejores piezas. Fernando conectó con En-Nesyri y uno a cero en el electrónico para que los nervionenses volvieran a hacer lo que han hecho durante casi todo el curso, ganar partidos.

Incluso con el modo de descompresión encendido, este Sevilla dispone de argumentos para tumbar a un Valencia tan voluntarioso como decepcionante para una entidad de semejante nivel. Los hombres de Voro salieron con toda la intención, pero están tan lejos actualmente de quien debería ser un igual, mérito para Monchi y Julen Lopetegui por supuesto, que ni siquiera les da para sacar del campo a la segunda unidad de los propietarios del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Porque Lopetegui esta vez optó por descargar de más esfuerzos a las piezas con más edad de su equipo. Fernando, Rakitic y Papu Gómez, pues, se quedaban en el banquillo para que entraran en el eje Gudelj, Óliver Torres y Óscar Rodríguez, éste en el sitio de Ocampos. Además, Escudero y En-Nesyri completaban un total de cinco novedades respecto al equipo que arrancara el domingo contra el Real Madrid.

Con semejante mensaje fue evidente desde el principio que el Sevilla ha entrado ya en una fase valle tras las fuertes emociones vividas. El equipo considera, seguramente con toda la razón a esas horas antes del Atlético de Madrid-Real Sociedad, que ya es imposible seguir con la pelea por el título de Liga y, por tanto, bastará con la inercia para optar, siquiera, a ese segundo o tercer premio.

Pero resulta complicado seguir con el mismo nivel de exigencia y eso se iba a notar en el juego de los sevillistas contra el Valencia. ¿Quiere esto decir que no se emplearon con intensidad en esta ocasión? En absoluto, sería mentir aseverar semejante sentencia, pero sí faltaba un par de puntos en esa tensión competitiva. Los minutos iban pasando y en ningún momento los anfitriones eran capaces de meter a sus rivales en las cercanías de Cillessen.

Sí pudo variar todo, sin embargo, cuando En-Nesyri era agarrado por Lato de forma flagrante en un intento de remate en el minuto 5. Estrada no lo consideró como tal y tampoco su ayudante en la sala VOR, así que hubo un sigan, sigan, para que todo continuara de semejante manera a como se estaba desarrollando. Y continuó hasta el final del primer periodo con no muchas ocasiones de gol para ambos conjuntos.

Un tanto anulado a Suso por fuera de juego, que existió, después de un magnífico pase de Koundé, algunos disparos desde fuera del área del propio Suso y de Gudelj, algún amago de Óscar Rodríguez, demasiado encorsetado en la posición de extremo izquierdo, y también, por qué no decirlo, alguna opción del voluntarioso Valencia en contras que tampoco originaron demasiada inquietud para Bono.

Todo quedaba pendiente del segundo asalto, aunque el desarrollo del juego no anunciaba cosas positivas para el Sevilla. Y menos aún de la manera que arrancó todo tras el paso por las casetas, el Valencia incluso llegó a dar un par de sustos a través de Guedes, infinitamente más veloz que el resto de los actores, y de Manu Vallejo. Ambos se produjeron en sendas jugadas en las que los sevillistas defendieron con la mirada, algo que jamás es aconsejable.

Igual y lo tenía previsto junto a sus preparadores físicos, pero sobre la hora más o menos, Lopetegui dijo hasta aquí llegó la cosa. Triple cambio para que Acuña, Papu López y Fernando, tres de los buenos, saltaran al campo en el lugar de Escudero, Óliver Torres y Gudelj. El fútbol se iba a encargar de demostrar que cuando están los mejores en el campo nada es igual, que todos mejoran sus prestaciones y no sólo los recién ingresados en el campo, también los que estaban con anterioridad.

En-Nesyri ya era más incisivo, Joan Jordán tenía compañeros libres para asociarse, Koundé se acercaba al área rival con más asiduidad, Jesús Navas conectaba con Suso para percutir por la banda derecha y hasta Óscar Rodríguez agradecía que Acuña lo obligara a meterse mucho por dentro… Demasiadas cosas juntas para que llegara la consecuencia lógica, que era que el Sevilla se pusiera por delante en el marcador.

Lo pudo hacer en un disparo inocente del Papu Gómez con la puntera con todo a favor, después también en un mal control en el borde del área, en un cabezazo picado de En-Nesyri a centro de Jesús Navas que se fue fuera por muy poco, pero eran el anuncio del uno a cero que iba a contabilizarse más pronto que tarde.

Sólo llevan los buenos siete minutos en el campo cuando Fernando, donde todas las ideas se nublan, es decir, en el borde del área, vio el desmarque de En-Nesyri, éste partió prácticamente en línea con su marcador, pero hizo un control perfecto para tener un penalti en movimiento contra Cillessen. Toque fuerte con el interior del pie y toca celebrarlo a la espera de lo que dictaminara el VAR.

Afortunadamente para el Sevilla, el pulgar de los emoticonos estaba hacia arriba y ya todo fue más sufrimiento ficticio por la carencia de fuerzas que real. Después fueron entrando Ocampos y Rakitic y con las mejores piezas tres puntos más para la tropa de Lopetegui. De momento, sirven para buscar el récord de puntos y un puesto en el podio de los que están fuera de concurso, pero la cuestión cuando ya está en esa fase de descompresión es seguir sumando triunfos, aunque sea con el piloto automático encendido.

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