Girona-Sevilla

El duelo (de dolor) de los centrales lentos

Nianzou, impotente ante la velocidad de Savio.

Nianzou, impotente ante la velocidad de Savio. / Siu

A uno lo mandaron al patíbulo poniéndolo de lateral y encima dejándolo solo con el marcaje individual de Jesús Navas a Miguel Gutiérrez. Tres goles llegaron por su banda. Otro se defiende con sus golpes de sevillismo impostado, melenita y constante actitud de marcar territorio. Salió en la foto de cuatro goles, en dos haciendo la estatua y en dos más incapaz de llegar a tapar el pase desde la banda. Al tercero ya lo conocen en la Liga. Defiende siempre hacia delante, queriendo anticiparse y avasallando, pues sabe que correr hacia atrás es ruina para un jugador de sus kilos y su musculatura de cristal. Ni en sueños podía llegar al cuarto gol. Ni al quinto. El que más se tapa es Badé, el más inteligente de los cuatro, que evita hacer cosas raras, pero igual de lento cuando se ve en situaciones de uno contra uno. Ayer puede que se fuera lesionado.Y ése es el problema del Sevilla. No hay otro. Si Kike Salas no está, el sistema defensivo pierde su pieza más dinámica, el único que se acerca al nivel que exige la Liga. Así de cruda es la realidad.

Después, tampoco tiene a esa pieza que frene el peso de un rival en el pasillo central, ese Fernando de 26 años que lleva temporadas pidiendo a gritos este proyecto construido ahora mismo sin ton ni son y claramente a impulsos.

Defensa

El sistema defensivo hizo aguas. El plan de partido tampoco ayudó. Quique optó por la defensa de cuatro, pero con un central como Nianzou de lateral derecho ante uno de los extremos más rápidos de la Liga. Encima, sin la ayuda de Jesús Navas, que hacía un marcaje individual a Miguel Gutiérrez, ni de Ocampos. El Girona lo captó rápido y el lateral se llevaba al palaciego hacia dentro, dejando a Nianzou con muchísimos metros y vendido ante Savio.

El Sevilla fue arriba a apretar y cayó en la trampa, pues el Girona es especialista en atraer a sus rivales tocando atrás para buscar la espalda de las defensas, mucho más de las defensas lentas como la del Sevilla.

Terminaba de formar el cuadro los hombres del pasillo central, un Joan Jordán que se escondía con el balón y que llegaba tarde siempre sin él y un Sow como pollo sin cabeza.

Por momentos, el Girona bailó al Sevilla, y aún cuando había partido. En el minuto 36 hizo una jugada en el área denigrante para los ayer de azul, con pases con el pecho, paredes de tacón y haciendo arrastrarse a Dimitrovic por el suelo en un regate. En la segunda mitad, la afición local coreaba con olés los pases de su equipo.

Ataque

Empezó la noche con buenas sensaciones, con un Pedrosa dinámico y un Isaac certero a la primera que tuvo, pero la inercia del equipo era la de correr hacia atrás y no hacia delante.

Con Hannibal Mejbri mejoró el ataque, se ordenó más... pero ya no había partido. El tunecino demostró que para ser un recién llegado y tener sólo 20 años cuenta con personalidad. La pidió y trató de jugarla con sentido el tiempo que estuvo, en el que el Sevilla llegó un par de veces, una internada suya que no encontró rematador y un disparo de Sow.

Virtudes

Poco. La capacidad de finalización de Isaac, las buenas intenciones de Hannibal... y poco más. La lentitud de la defensa es un lastre demasiado pernicioso.

Talón de Aquiles

Sabiéndolo, es extraño que Quique le diera tantos espacios a un equipo como el Girona.

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