El Sevilla pescó un punto, y gracias, de la última salida en su infausto año 2022, ante un Celta que aprovechó el viento a favor en la primera parte. En la segunda mejoraron los de rojo con la entrada de Lamela, quien remató con peligro, como Acuña, pero sólo el lateral campeón del mundo interpretó que había que probar desde lejos al portero Marchesín. Quizás para eso salió Suso, que volvió a ser una nulidad. 

Kike Salas | Su fuerza en el balón parado es vital para un equipo con tan poco remate

El moronense tiene intuición, colocación, salto y un buen timing cuando se trata de ir buscar el balón en los saques de esquina y las faltas. Lo volvió a demostrar en la jugada siguiente al paradón que Marchesín le hace a Lamela. Se adelantó a Hugo Mallo, se elevó y su giro de cuello sí que sorprendió esta vez al buen portero argentino con pasaporte italiano. En un equipo tan ayuno de remate, la llegada a balón parado de Kike Salas es todo un valor.

Lamela | Con él volvió a llegar la verticalidad

Le falta mala uva para resolver cuando se planta en boca de gol (esta vez se topó con Marchesín), a menudo es blando y se deja ganar una jugada en la que partía con ventaja, pero el argentino tiene zancada, conducción y calidad para llegar hasta el área.

Acuña | El único que probó desde lejos con el viento a favor

El campeón del mundo dio toda una lección de compromiso, fue el más regular en Balaídos y se distinguió por ser el único que interpretó algo tan obvio como chutar desde lejos para aprovechar el fortísimo viento a favor tras el descanso.

Suso | Cuando sale ahora, el equipo se bloquea por inercia

Fue una pieza primordial en los buenos momentos de Lopetegui, pero el gaditano lleva demasiado tiempo tratando de reencontrarse. Su trote pesado nada más salir, su descolocación, acaba arrastrando al colectivo.