Qarabag - Sevilla | La previa

En marcha el carrusel de Lopetegui

  • El larguísimo viaje y la muy golosa defensa del liderato ante el Madrid del próximo domingo invitan al entrenador vasco a ir más allá en sus rotaciones hoy

Diego Carlos, en pleno trabajo en el estadio Tofig Bahramov de Bakú.

Diego Carlos, en pleno trabajo en el estadio Tofig Bahramov de Bakú. / Sevilla FC

Hace quince años y tres días, el Sevilla era un paria en el paisaje del fútbol continental. Un equipo orgulloso por el hecho de que la bola con su nombre entrara en el bombo para que un ex futbolista ilustre, con la manicura recién hecha, la extrajera. Entonces, ese 16 de septiembre de 2004, visitaba Nervión el Nacional de Madeira para gozo de los sevillistas, que no paladeaban un partido europeo desde que doblara las rodillas ante el Barça en el Camp Nou, en la Copa dela UEFA, el 5 de diciembre del 95 (3-1). Casi nueve temporadas de vacío entre la eliminación ante los azulgrana y el estreno ante los lusos de aquel emergente Sevilla de Caparrós... y Monchi.

El director deportivo sevillista resumía ayer en un tuit el insospechado camino de su club desde aquella ida ante el Nacional, con el Sevilla jugando de morado en el Ramón Sánchez-Pizjuán: “15 años y 2 días después seguimos paseando el nombre de nuestra ciudad por Europa con más ilusión y hambre que nunca. Recorriendo kilómetros. #WeareSevilla #sevillafc #representandoaunaciudadentera”.

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Tres lustros después, el club al que volvió el ex portero de San Fernando está a seis mil kilómetros –los que median de Sevilla a Bakú– de ser un paria: con sus cinco títulos lidera el palmarés histórico de la competición a la que hoy vuelve con el mejor coeficiente de los 48 competidores.

Participar en 15 de las últimas 16 campañas en algún torneo europeo, tocar tanta plata y codearse de vez en cuando con los mejores de la Champions le ha dado prestigio al Sevilla, pero también le inyecta presión. Más allá de nuestras fronteras, el club ya es un clásico, un gallito que pretende ser gallo. Por eso esta tarde, a las 18:55, el estadio Tofig Bahramov de Bakú va a presentar una gran entrada. Derrotar al Sevilla no será una victoria para el Qarabag, un equipo de la emergente Azerbaiyán que ya fue capaz de descarrilar al Atlético de Madrid en la fase de grupos de la Champions con sendos empates.

Ocurre que la relativa fortaleza de los contrincantes del Sevilla en este Grupo A, que completan el APOEL chipriota y el Dudelange luxemburgués, invita a rotar en mayor medida en la Liga Europa que en la Liga Santander. Y más si en apenas tres días, y tras un viaje de vuelta tan largo como es el Bakú-Sevilla, hollará la hierba de Nervión el Real Madrid con el anfitrión defendiendo el liderato.

Nadie ama más esta Liga Europa que el Sevilla, que la siente como suya y por eso quiere albergar la final del 2021, pero el pragmatismo está por encima de los compromisos morales, sobre todo si has gastado tanto para luchar por acabar entre los cuatro primeros de tu Liga.

Es turno para que Lopetegui vaya calibrando el nivel global de la plantilla que le ha puesto en suerte Monchi. Para que, después de cuatro jornadas de Liga tan exitosas y prometedoras con un once apenas retocado, entren en liza otros recién llegados que casi no han disfrutado de minutos oficiales. Hoy es día para Bono se desperece en la portería; para que salga de inicio Koundé en el eje de la zaga o, por qué no, en el lateral diestro para que respire Jesús Navas; también es probable el concurso de Gudelj en la medular, para que ese enorme contrafuerte que es Fernando descanse y salga a tope ante Kroos, Casemiro y James; Óliver Torres puede procurar que Banega abra un paréntesis, está por ver si Rony Lopes ya ha adquirido el tono físico para ser titular y arriba, vistas las reticencias de Lopetegui a probar el nivel de Dabbur, Chicharito apunta a titular tras sus primeros minutos en Vitoria.

Por supuesto que los Escudero, Franco Vázquez o Munir también deben estar prestos a entrar en la rueda hoy. Ni siquiera con Juande Ramos o con Unai Emery, con aquellos equipos campeones, al Sevilla le resultaron fáciles esas visitas en la fase de grupos. Le ha costado mucho ganarlas. Será que la continuidad ha teñido de un color rutinario estos primeros envites. Quién lo iba a pensar en el Sevilla aquel 16 de septiembre de 2004, con Nervión de fiesta por la visita... del Nacional de Madeira.

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