
Opinión / Pisando área
Jesús Alba
El extraño fútbol de una noche de verano
Matías Almeyda es el nombre propio del Sevilla Fútbol Club en esta semana. El que fuera jugador del conjunto hispalense a finales de la década de los 90 se hará cargo del banquillo del primer equipo después de la destitución de Xavi García Pimienta y el reemplazo temporal de Joaquín Caparrós. Con el utrerano ejerciendo de técnico en su cuarta etapa, pese a ganar únicamente un encuentro, los de Nervión consiguieron salvarse gracias a esa agónica victoria por 1-0 frente a la Unión Deportiva Las Palmas en la antepenúltima jornada de LaLiga EA Sports.
Ahora, de la mano de la nueva dirección deportiva que comanda Antonio Cordón, el conjunto hispalense tratará de regresar a los puestos europeos con un entrenador cuya experiencia en la capital hispalense no es del todo positiva. Aquella temporada 1996/1997 en la que el argentino aterrizó en Nervión terminó en tragedia para los blanquirrojos, pues terminaron descendiendo con 43 puntos, a dos de la Promoción por la permanencia que disputó el Rayo Vallecano.
Sin embargo, la llegada de Almeyda al Sevilla Fútbol Club fue un fenómeno de masas. El fichaje más caro de la historia de Argentina llegaba al Ramón Sánchez-Pizjuán para darle alas a un equipo que lo necesitaba. Aquella reforma que se planteaba desde el Consejo de Administración era más que necesaria para que los hispalenses comenzasen a creer en un proyecto que, por desgracia para el sevillismo, acabaría cayendo en desgracia. Pese a lo triste de aquel curso, el exfutbolista recuerda con cariño su paso por Nervión, incluso antes de saber que se terminaría haciendo cargo del banquillo blanquirrojo.
En una entrevista concedida al programa Líbero en TyC Sports hace más de cuatro años, Matías Almeyda fue cuestionado por su presentación en el Sevilla Fútbol Club. Entre risas, el que fuera jugador del conjunto hispalense comentó lo ocurrido en el coliseo blanquirrojo en el verano de 1996: "Me dieron un número 43, no me olvido, con la pipa amarilla en los botines. Como yo tenía contrato con esa marca no me podía poner otra y no había llevado botines. Entonces, en la presentación, en España salen y hacen jueguitos, los jugadores que hacen maravillas hacen maravillas... Bueno, yo dije que qué maravillas iba a hacer, y la tiré para acá, la metí en la cabeza, la rodilla y estaba Marco Francés por allí dando vueltas y me dijo que la tirara a la tribuna. Había 12.000 personas en mi presentación, pensaban que llegaba un habilidoso de verdad y yo pensaban que ni sabían quién llegó. A mí me gusta trabar, pegar... Yo me daba cuenta. Le pegué una patada a la pelota con tanta adrenalina que tenía en el cuerpo que la tiré a la bandeja de arriba que no había nadie. La gente gritó hasta que la pelota terminó bajando".
Matías Almeyda disputó 30 encuentros con la camiseta del Sevilla Fútbol Club durante su etapa como futbolista, sin anotar ningún gol ni repartir ninguna asistencia. Sin embargo, sus buenos números como entrenador dan algo de esperanza a la hinchada blanquirroja de cara a una temporada que, al igual que las anteriores, estará marcada por la crisis accionarial que azota al club.
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