Sevilla - Barcelona | La previa

Lo primero, el Barcelona de Messi

  • El Sevilla se aferra a su versión buena, la de casa, para plantar cara al líder y asegurar la cuarta plaza, una jornada más, con un triunfo

  • Dedicárselo a Roberto Alés, un acicate más

Banega golpea el balón ante Bryan Gil en la sesión de ayer.

Banega golpea el balón ante Bryan Gil en la sesión de ayer. / Juan Carlos Vázquez

No será un partido más el de esta tarde en Nervión. Y por muchos motivos. El hecho de que visite el coliseo sevillista el FC Barcelona siempre es noticia, no es una cita cualquiera. Si encima el encuentro lo afronta el Sevilla litigando por causas nobles, como es acabar la temporada con plaza para la próxima Liga de Campeones, tanto más. Eso, por la vertiente deportiva.

Pero hay cuestiones que atienden al ánimo que le dan aún más sabor al atractivo match. Ese doloroso 6-1 en la vuelta de los cuartos de final de la presente Copa del Rey, cuando el sevillismo salió de la ida con el caramelo del 2-0 en la boca, está aún fresco y aviva la sed de venganza que ya arrastra la parroquia nervionense desde la última final de Copa y la de la Supercopa de España en Tánger.

Y por si al guiso le faltara alguna especia, los sentimientos de aficionados, consejeros y jugadores estarán aún más a flor de piel con el fallecimiento de Roberto Alés, una figura queridísima en todos los estamentos del club por su papel clave en la regeneración de la entidad de principios de siglo. Por su hábil y providencial gestión cuando los acreedores no dejaban de aporrear la puerta de las oficinas, la memoria de Alés va a estar muy presente esta tarde en el partido. En la grada, que reverencia su figura de forma unánime –con lo difícil que es ese logro hoy en el fútbol– y en el equipo, que saldrá con el acicate añadido de dedicarle una victoria de prestigio y esta vez crucial.

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El único jugador de la primera plantilla que ya estaba enrolado en la cantera del club en aquella etapa de Alés en la presidencia (2000/2002), Jesús Navas, estará disponible para ayudar a que ese homenaje sea posible. Ha superado las molestias musculares que tuvo el pasado jueves en la vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa ante la Lazio y su presencia es importantísima por lo que ofrece, e indirectamente, porque permite que Promes siga en el ala contraria, la siniestra.

Y es que Escudero, junto a Nolito, Gnagnon y Gonalons, sigue sin poder estar disponible para Pablo Machín, quien elegirá entre el internacional holandés o Arana para cubrir ese flanco.Las críticas al preparador soriano han aminorado después del éxito europeo ante un equipo de pedigrí, como es la Lazio, y –la realidad del fútbol sevillano es así– la eliminación del Betis el día siguiente. Los vasos comunicantes están ahí. Además, la mano de Palop facilitó ayer un rival asequible, que no fácil, en los octavos del torneo predilecto del Sevilla, como es el Slavia de Praga, y esa ilusión avivada también ha rebajado la crispación del personal por el irregular desempeño de los suyos en la Liga.

Pero lo primero es lo primero. Y lo primero, es el primero, nada menos. El que le enseña la matrícula a todos. Y si derrotar al líder y campeón siempre es una empresa harto complicada, más aún si el anfitrión acomete la aventura con las urgencias que han provocado sus reiterados tropiezos en este año. El Sevilla ha sumado cinco puntos en los siete partidos de Liga que ha disputado en este 2019: tres puntos ante el Levante, uno ante el Atlético y otro ante el Eibar, pues fuera mordió el polvo ante Athletic, Real Madrid, Celta y Villarreal.

El colchón que disfrutó en su día sobre el quinto clasificado es hoy una finísima esterilla que puede desaparecer esta misma jornada a poco que los sevillistas no derroten a Messi y compañía y el Getafe derrote al Rayo Vallecano en el Coliseum Alfonso Pérez o el Alavés haga lo propio ante el Celta en Mendizorroza. Así que eso de que los sevillistas tienen hoy “mucho que ganar y poco que perder” es una redonda falacia.

¿Y qué partido va a plantear Machín para ajustar cuentas ante Ernesto Valverde? Por lo pronto recupera la pieza sobre la que orbita el juego, Éver Banega. Al argentino le ha venido de perlas no jugar en Villarreal ni ante los laciales para descansar y tonificar su castigada musculatura.

La única ventaja de que el Barcelona apeara de la Copa a los sevillistas en su día, es que éstos no tienen que mirar de reojo a la vuelta de las semifinales, lo que sí va a hacer el Barcelona, que acomete el miércoles la visita al Santiago Bernabéu tras el incierto 1-1 de la ida. Y ese clásico en lontananza, unido al margen de siete puntos que de nuevo disfrutan los azulgrana sobre el segundo de la Liga, puede llevar a Valverde a reservar alguna pieza principal y, por tanto, lanzar un mensaje subliminal a los suyos.

El Sevilla actual no se caracteriza por ser un equipo con colmillo, pierna dura, físico imponente y acentuada agresividad. Pero si quiere mitigar su evidente inferioridad técnica ante el Barça, tendrá que apelar a todos esos recursos, inherentes al propio juego, para ganar, conservar la cuarta plaza y mirar al cielo por Roberto Alés.

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