Sevilla FC

La regla del espacio minimizado

  • Joaquín Caparrós ha logrado mejorar el sistema defensivo mediante la reducción de la distancia entre líneas

Joaquín Caparrós ha cambiado la faz del Sevilla FC haciéndolo más sólido defensivamente.

Joaquín Caparrós ha cambiado la faz del Sevilla FC haciéndolo más sólido defensivamente. / Antonio Pizarro

En estas cosas los números no fallan. Aquello de la teoría de la manta es algo muy antiguo, pero que dice la verdad y los resultados son a menudo las mejores respuestas de lo que exponen y proponen los entrenadores. Los dos últimos marcadores del Sevilla de Pablo Machín fueron un 4-3 en contra en Praga y un 5-2 a favor en el Sánchez-Pizjuán ante la Real Sociedad. Ocho goles a favor y seis en contra en sólo dos encuentros. En total contraste con ello, bajo la dirección de Joaquín Caparrós el Sevilla sólo ha recibido un gol (de penalti en el duelo ante el Valencia) en cuatro duelos disputados.

Evidentemente, para que ello haya sido así ha tenido que producirse un cambio en la concepción táctica que va mucho más allá de jugar con tres defensas o con cuatro o de tener más intensidad en los duelos. Más que los sistemas, son los modelos los que mandan, el estilo de cada entrenador y la filosofía de juego con que impregnan a sus equipos.

Reducción de espacios y obligar al rival a pérdida o a jugar en largo. Reducción de espacios y obligar al rival a pérdida o a jugar en largo.

Reducción de espacios y obligar al rival a pérdida o a jugar en largo. / Captura y edición: Jesús Alba

El orden y la concentración colectiva y tener el equipo siempre junto, clave. El orden y la concentración colectiva y tener el equipo siempre junto, clave.

El orden y la concentración colectiva y tener el equipo siempre junto, clave.

En este caso, el cambio que se ha producido en el Sevilla ha venido marcado por la minimización de espacios que ha llevado a cabo Caparrós en fase defensiva, es decir, cuando la posesión la tiene el rival. Pero también en la preparación para cuando se produzca la pérdida, en el rol que adoptan los jugadores no poseedores del balón, así como en el juego de vigilancias y en la disposición previa para el repliegue y la cobertura.

El 4-4-2 clásico de Caparrós ha llegado con una serie de consignas que han hecho al bloque mucho más sólido. A costa de vistosidad en ataque y probablemente producción de juego ofensivo, sí, pero con mucha más fiabilidad desde un fútbol práctico y que disminuye el porcentaje de riesgo.

Y todo tiene que ver con el espacio. Con Caparrós el Sevilla no sólo ha defendido con las líneas mucho más juntas que con Machín, sino que se ha movido en cada momento para evitar la aparición de metros libres que pongan en dificultades su sistema defensivo.

Para empezar, la presión en altas intensidades a la salida de balón del contrario, hecho que hacía al equipo tener que estirarse muchísimo a lo largo, ya no es una norma habitual. El Sevilla de Caparrós, salvo momentos en que sí detecte que puede hacer daño, ha retrasado la primera línea de presión a unos metros más cercanos al centro del terreno de juego e incluso a veces en campo propio.

A menudo, el Sevilla espera en campo propio. Apenas 8 ó 10 metros entre líneas. A menudo, el Sevilla espera en campo propio. Apenas 8 ó 10 metros entre líneas.

A menudo, el Sevilla espera en campo propio. Apenas 8 ó 10 metros entre líneas. / Captura y edición: Jesús Alba

Achique de espacios puro. Obliga al pase largo pero hay que vigilar la línea del fuera de juego. Achique de espacios puro. Obliga al pase largo pero hay que vigilar la línea del fuera de juego.

Achique de espacios puro. Obliga al pase largo pero hay que vigilar la línea del fuera de juego.

Ello además va acompañado de un paso adelante por parte de la defensa para achicar el terreno de actuación del contrario. El Sevilla defiende con tres líneas muy juntas que no se separan más de ocho o diez metros y que logra recuperar el balón bajo la consigna de una defensa con presencia intensiva, esto es, por acumulación de piezas y superioridad numérica en diferentes zonas del campo.

El orden y la concentración se tornan fundamentales, como por ejemplo en la basculación conjunta y la orientación para presionar en banda En las capturas de vídeo que acompañan a este texto puede apreciarse cómo con el rival teniendo el balón en una de las bandas los diez jugadores de campo del Sevilla, los diez, están situados en los 15 ó 20 metros más cercanos a la línea de cal de este costado. Evidentemente, el despliegue se produce de forma inmediata al robo, pero, mientras, el modelo marca que el equipo tiene que estar junto, minimizando espacios y acumulando piezas alrededor del balón. Así el Sevilla de Caparrós ha logrado cambiar la dinámica y que vuelvan los resultados.

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