Este jueves se cumplieron 30 años de la llegada de Diego Armando Maradona a Sevilla para fichar por el conjunto del Ramón Sánchez-Pizjuán y un documental elaborado por Carlos Martínez Brea explica con todo lujo de detalles el proceso de su fichaje, la repercusión, cómo cayó en el vestuario y cómo acabaron las relaciones con el club. 

Entre los muchos protagonistas que intervienen en el mismo, Domingo Pérez, ex fisioterapeuta del Sevilla y uno de los que más intimó con el mejor jugador del mundo, relata cómo el argentino tenía ciertos privilegios, de los que informó Carlos Bilardo "y todo el mundo aceptó", y cómo solía llegar tarde a algunos entrenamientos, que se pusieron por la tarde para que Diego pudiera estar presente, ya que, como reconocen algunos de los participantes en el documental, "solía levantarse tarde".

Entre las anécdotas que se relatan, Domingo Pérez cuenta cómo los jugadores hacían tiempo mientras Maradona llegaba y Jaime el utillero se subía a la zona más alta de la ciudad deportiva para dar el aviso al verlo llegar.

"Había días que estábamos en la ciudad deportiva, estábamos ahí, salía el equipo a calentar, a pelotear... y hacíamos un poco de tiempo porque había días que Diego se retrasaba y llegaba tarde al entrenamiento. Bilardo llamaba a Jaime al utillero para que se subiera arriba donde estaba la grada que era desde donde se veía la carretera por donde vienen los coches y entonces decía Jaime: ¡Ey, ya veo por ahí el coche de Diego! Entonces ya todo el mundo se preparaba para entrenar mientras el resto del tiempo los jugadores estaban un poco matando el tiempo esperando que viniera Diego", explica Domingo Pérez.

“Todo el mundo dijo que no le importaba y que tuviera todo trate especial que quisiera. A sus compañeros no les importaba y todo el mundo estaba contento con esa situación", agrega.

Además, cuenta cómo eran sus manías y cómo mimaba su tobillo operado tras la entrada de Goicoechea en su etapa en el Barcelona. "Llegó con un poco de sobrepeso, pero llegó a un momento de forma bastante, bastante bueno. No era un futbolista que fuera muy amante del tema de los masajes. Cuando era necesario yo le vendaba su tobillo, se lo calentaba, se lo cuidaba...".

Domingo Pérez tampoco se olvida de comentar su calidad humana y el trato con los compañeros en el documental sobre su paso por Sevilla. "No tenía nada que ver el Diego dios con el Diego que estaba con nosotros dentro del vestuario. El Diego que nosotros conocíamos y con el que convivíamos a diario era uno más siempre con la sonrisa en la boca".