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Sociedad

Inocentes condenados por error en España

Rafael Ricardi, ya fallecido, en el salón que compró con indemnización que le dieron

Rafael Ricardi, ya fallecido, en el salón que compró con indemnización que le dieron / ARCHIVO

Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Esa frase tan típica en las conversaciones entre españoles llevada a la oficialidad de la justicia inquieta bastante. No estar 100% seguro de las decisiones que se toman en determinados casos puede llevar a personas inocentes a la cárcel y marcarles de por vida.

Aunque eso de acabar entre rejas sin haber hecho nada suena a película de domingo en Antena 3, lo cierto es que, desgraciadamente, no es un asunto de ficción.

El Consejo General del Poder Judicial admite una veintena de errores judiciales en el último lustro, una cifra que ha decaído

mucho porque casi todos los rey justo antes los errores judiciales habían costado 36 millones en 15 años. Más allá de los casos muy mediáticos como el de Dolores Vázquez hace ya más de veinte años, del que se estrenó el pasado 26 de octubre un polémico documental y se podrá ver gratis en Telecinco, son varios los casos en los que se condena a alguien de forma errónea y posteriormente se intenta subsanar, liberándola y/o abonándole una buena suma de dinero por los días pasados en prisión.

Dolores Vázquez pasó año y medio en prisión y sufrió un auténtico linchamiento social tras el asesinato de Rocío Wanninkhof en Mijas

Identificaciones mal hechas, defectos en el trabajo policial o científico, confesiones y declaraciones falsas se encuentran entre las causas más comunes de condenas erróneas. Las que sufrieron personas como Rafael Ricardi, José Antonio Valdivielso o Raúl S., condenados de forma injusta por asesinatos, robos o violaciones que no cometieron. Ya lo dice el refrán. Nadie es tan malo como aparenta, ni tan bueno como se comenta.

Dolores Vázquez pasó año y medio en prisión y sufrió un auténtico linchamiento social por el asesinato de la joven Rocío Wanninkhof en Mijas. Posteriormente se descubrió que no había sido ella la culpable, sino Tony Alexander King. Y ahora recibe las disculpas de una sociedad que en un amplio porcentaje no creyó sus gritos desesperados de inocencia. 

Más de 36 millones de euros en indemnizaciones

Rafael Ricardi, ya fallecido, en el salón que compró con indemnización que le dieron Rafael Ricardi, ya fallecido, en el salón que compró con indemnización que le dieron

Rafael Ricardi, ya fallecido, en el salón que compró con indemnización que le dieron / ARCHIVO

Todos los años hay sentencias injustas, algunas de cárcel. Según el informe anual 'La Justicia, dato a dato' del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se produjeron dos errores judiciales en 2019, uno en 2018, seis en 2017, siete en 2016 y cuatro en 2015. Estas cifras son sensiblemente inferiores a las que se producían antaño, cuando se acumularon hasta 125 casos de personas víctimas de graves errores judiciales entre 2002 y 2009.

Ahora la mayoría de expedientes caen en saco roto y poco más del 5% de los casos reciben compensaciones económicas y cuando lo hacen pueden resultar demasiado escuetas, como ocurrió en el caso de José Antonio Valdivieso, que únicamente recibió 143 euros por cada uno de los 3.264 días que permaneció en prisión de forma injusta, con intentos de suicidio incluidos.

Los casos en que el Estado paga su negligencia han supuesto más de 36 millones de euros en lo que llevamos de siglo. A Rafael Ricardi le compensaron con 1,1 millones, tres veces más que a Valdivieso. Dolores Vázquez cobró algo más de cincuenta mil euros por pasar 519 días en prisión. Inocentes condenados  por error en España que lograron limpiar su imagen y la conciencia social pero que fueron víctimas de un sistema en el que el existo el factor (error) humano.

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