¿Sólo una enfermedad de la piel?

Psoriasis

Aunque el foco se centra en la afección dermatológica, la psoriasis en una patología autoinmune que incrementa el riesgo de artritis, diabetes y problemas cardiovasculares.

Muestra pasada dedicada a la sensibilización social sobre la psoriasis.
Muestra pasada dedicada a la sensibilización social sobre la psoriasis.
Ainhoa Iriberri Miami

09 de marzo 2013 - 01:00

Si se hiciera una encuentra al azar sobre lo que es la psoriasis, la respuesta abrumadora sería que se trata de una enfermedad de la piel. Si bien es cierto, esta definición dista mucho de ser completa. Los afectados por esta patología de origen autoinmune sufren, sí, de manchas en la piel. Pero tienen, además, más riesgo de artritis, patología cardiovascular, diabetes e hipertensión. Según un estudio presentado en 2008, los pacientes de psoriasis tienen, en general, más riesgo de morir jóvenes.

Esta es una de las razones por las que la psoriasis tiene un papel protagonista en casi cualquier congreso de dermatología, como acaba de suceder en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de la especialidad, celebrada la semana pasada en Miami. En el marco de este encuentro, la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA) celebró un simposio sobre las futuras fronteras para la psoriasis con especial atención en la innovación médica en el cuidado y el tratamiento para mejor el pronóstico de los pacientes.

Allí, la secretaria de este organismo explicó todas las acciones que están llevando a cabo para tener más visibilidad como colectivo, para que la psoriasis, como repitieron varios de los ponentes, deje de considerarse solo una alteración cosmética y se vea como un problema que va mucho más allá. Y la IFPA apunta alto. En concreto, a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quieren que en su agenda de enfermedades no comunicables, las que más preocupan ahora mismo a este organismo, se incluya la psoriasis, además del cáncer, la diabetes y las cardiopatías. La mejor manera de demostrar este apoyo sería que la OMS apoyara el Día Mundial de la enfermedad, que se celebra el 29 de octubre. Porque, tal y como explicó la secretaria Kathleen Gallant, solo aumentando la concienciación sobre esta patología se podrían evitar casos como el de un médico filipino, paciente de psoriasis y que se encontró con la prohibición de volar cuando intentó acceder a un avión. Hicieron falta muchas gestiones y un certificado oficial de su médico para que le dejaran volar. La aerolínea consideraba que se trataba de un trastorno contagioso. La discriminación es muy frecuente entre los pacientes de psoriasis, aunque sea disimulada. Así lo puso de manifiesto el dermatólogo de la Universidad Northwestern de Chicago Ken Gordon, que contó el caso de una paciente suya que se dedicaba a vender casas en una inmobiliaria. "En Estados Unidos, cualquier trato comercial acaba con un apretón de manos; cuando la enfermedad se manifestó en este órgano, sus jefes no la echaron, pero la destinaron a un trabajo de oficina, lo que disminuyó sus ingresos considerablemente", comentó.

Richard Langley, médico de la Universidad Dalhousie (también en EEUU) ha intentando hasta el extremo ponerse en la piel de sus pacientes. En todas las conferencias que da sobre la enfermedad, el especialista proyecta una fotografía de sus cinco hijos: todos ellos presentan las características manchas en la piel de la patología. Esto, comentó, hace que sus estudiantes y oyentes enseguida se expliquen su pasión por su trabajo. Solo que es falso.

El especialista utilizó a sus propios hijos de conejillos de indias para saber si esa discriminación que a diario le referían los pacientes era real. Creó una especie de tatuajes falsos -que en la actualidad reparte a sus estudiantes- y les pidió a los niños que acudieran a la escuela como cualquier otro día. Uno de ellos se lo quitó la primera vez que le insultaron. El otro se tomó más en serio el experimento y apuntó para su padre todas las lindezas que le dedicaban sus compañeros. "Me sentía muy mal, solo quería esconderme", le contó a su padre.

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