Cinco días han transcurrido desde que el pequeño Èmile desapareciera del jardín de la casa de sus abuelos, en la Vernet, una pequeña aldea situada en los Alpes franceses, al sur del país. El niño tiene 2 años y la última vez que se le vio fue el pasado sábado, 8 de julio, en torno a las 17:15 horas. 

Finaliza el rastreo

Las tareas de búsqueda que se suspendían cada noche por la falta de visibilidad volvían a retomarse a primera hora de la mañana durante los días siguientes a la desaparición del menor. En ella han participado, entre agentes de seguridad, grupos especializados y voluntarios, más de 800 personas.

Sin embargo y después de que no se encontrara ningún indicio de que el pequeño pasara por ninguna de las zonas rastreadas, las autoridades francesas anunciaron este miércoles la conclusión del dispositivo de rastreo a gran escala desplegado para hallar al pequeño. No obstante la investigación judicial prosigue y aún habrá búsquedas en zonas concretas.

Las pesquisas se centrarán ahora en analizar toda la información y datos recopilados. Éstas han incluido el rastreo de la treintena de edificios que constituyen la población, ubicada en la región de Alpes-de-Haute-Provence (cercana a Niza), y el rastreo a fondo de una docena de vehículos y de una docena de hectáreas alrededor.

Dado que las búsquedas sobre el terreno no aportaron nuevos datos, las autoridades solo cuentan con dos testimonios de vecinos de la pequeña localidad Haut-Vernet que, ya en el fin de semana, habían declarado haber visto de lejos al niño saliendo de la casa de su familia y caminando solo por una pequeña calle descendente. 

Había más familiares

La Policía ha desvelado recientemente que en el momento de desaparecer el pequeño no se encontraba solo con los abuelos y que habría más familiares en el caserío de los abuelos días antes de la desaparición. Se celebraba una especie de reunión familiar, con una decena de personas, entre ellos algunos tíos del pequeño, según la cadena BFMTV. 

Las investigaciones, que en un primer momento se centraron en peinar la zona porque la principal hipótesis era que el niño podría haberse perdido por el bosque, ahora se dirigen a investigar a los miembros de la familia que pudieron estar presentes en ese instante.

La Fiscalía ha confirmado que la madre de Émile no estaba en la casa el sábado. Insiste en que no tiene ningún indicio ni pista que pueda explicar esta "desaparición inquietante", en palabras del fiscal Rémy Avon.

Los interrogatorios no han arrojado pistas, de momento, y se han analizado las líneas de telefonía, también sin resultados. Ayer se descubrió un rastro de sangre en la carrocería de un vehículo, que se analizó rápidamente y se reveló que era de origen animal.

Lo único que tienen claro los investigadores es que si el niño se perdió y se fue solo por esta zona escarpada y montañosa, es altamente improbable que siga con vida, pues han pasado ya cinco días, sin agua ni comida y con unas temperaturas muy altas.