A comienzos del verano de 2022 una mujer rusa vinculada al negocio de las criptomonedas que había decidido desplazarse hasta la localidad alicantina de El Campello, fue secuestrada mientras se encontraba en la playa de San Juan. El motivo por el que estaba residiendo junto a su marido en el levante español se debía a que el municipio se estaba convirtiendo en un campo de pruebas internacional para la implantación de monedas virtuales.  De hecho se había aceptado la propuesta de acoger una moneda digital local en el municipio. 

El hombre a cuya mujer secuestraron en un ataque organizado es un técnico informático ruso especializado en la gestión de este tipo de monedas y según declaró, querían obtener sus claves de un monedero virtual para apoderarse de una importante suma de dinero. Quien avisó de lo sucedido fue el abogado de la pareja, que llamó a la Policía para explicarle que sus clientes habían sido forzados y que a la mujer le habían perdido la vista en el interior de un coche. Unas horas más tarde de que se produjera la llamada, la Policía Nacional conseguía detener el vehículo en el que iba la mujer rusa, amordazada y escondida en el maletero del coche.

Junto a ella viajaban dos hombres de origen español y una mujer rusa a la que habían contratado para que hiciera de intérprete y de la que se está investigando si era conocedora de las intenciones de los secuestradores. Uno de ellos consiguió darse a la fuga y los otros dos fueron detenidos. En total son seis las personas que ahora se encuentran en prisión preventiva por estar vinculados a este suceso. Al fugitivo, a quien se le acusa de secuestro, pertenencia a una organización criminal y usurpación de funciones públicas, ya que se hizo pasar por policía para secuestrar a la víctima, se le está buscando desde hace meses sin tener ninguna pista de él.

Es por ello por lo que la Guardia Civil ha pedido la colaboración ciudadana para averiguar su paradero, ya que es un mecanismo que ha funcionado muy bien en otros casos como el del asesino de Elche o el del crimen de la etiqueta. Sobre Carlos Garrido Delgado pesa una orden europea de detención. El último domicilio en el que se tiene constancia de que ha vivido se encuentra en Sevilla, aunque se tienen indicios de que el sospechoso se encuentra escondido en Portugal. Es Moreno y tiene 40 años.