El humo de tercera mano, otra forma de perjudicar nuestra salud

Todo el mundo sabe que el tabaco es malo para nuestra salud y a la larga puede causarnos más de una enfermedad. Pero no solo es perjudicial para las personas que consumen este producto, sino para las personas que están alrededor, ya que se convierten en fumadores pasivos debido al humo que tragan cuando los fumadores lo expulsan y lo dejan en el ambiente.

El pasado 31 de mayo fue el Día Internacional sin Tabaco, se celebra desde 1987 y fue propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para concienciar a la población de lo perjudicial que puede llegar a ser el tabaco. Actualmente es la primera causa de muerte prevenible en todo el mundo.

Como ya hemos dicho anteriormente, los fumadores pasivos también sufren las consecuencias del tabaquismo. De hecho, en la actualidad se estima que hasta el 1% de la mortalidad en todo el mundo está provocada por el tabaquismo pasivo. A priori, esta forma de consumo pasivo suele pasar desapercibidas.

¿Qué son el humo de primera y segunda mano?

Cuando alguien consume tabaco en cualquiera de sus formas, está absorbiendo una serie de productos químicos, que pueden considerarse droga ya que son adictivos. A este tipo de fumadores o consumidores se les considera activos, es lo que se conoce como humo de primera mano, porque es consumido directamente.

Sin embargo, cuando el humo del tabaco se mantiene en el ambiente puede ser aspirado por cualquier persona, incluidos niños. Estas personas que se encuentren alrededor de un fumador o simplemente estén de paso, pueden consumir el tabaco de forma indirecta. Cuando un fumador da una calada a un cigarro, simplemente aspira el 15% del humo, por lo que el otro 85% lo expulsa con una gran cantidad de productos químicos que pueden desarrollar enfermedades. Esto es lo que se conoce como humo de segunda mano.

¿Qué es el humo de tercera mano?

El riesgo del tabaco no acaba al apagar el cigarrillo. Aparte del humo de primera y segunda mano, existe el humo de tercera mano. Cuando terminamos de fumar en un lugar, los residuos de nicotina y otros compuestos se quedan impregnados en las superficies del lugar donde se ha fumado. Puede quedarse impregnado en la ropa, muebles, paredes o en el interior del coche, si es un lugar donde el dueño permite fumar. Es decir, estas sustancias altamente tóxicas quedan impregnadas en cualquier lugar.

De hecho, algunos estudios han podido observar un incremento en los niveles de nicotina en la piel y orina, de personas que no son fumadoras y no permiten fumar en sus hogares, pero residen en hogares previamente ocupados por fumadores. Es por eso que es muy importante desinfectar nuestra ropa y muebles cuando hemos estado en contacto con el humo de un cigarrillo.