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Estudio Universidad Loyola

Las cachimbas provocan una peor alimentación y dormir menos

Una joven fumando de una cachimba

Una joven fumando de una cachimba / AGENCIAS

Investigadoras del grupo Methodological Applications and Social Challenges Group (MASCH) de la Universidad Loyola han publicado un estudio científico sobre los hábitos de vida de los jóvenes estudiantes universitarios que consumen cachimbas.

El trabajo se enmarca en un proyecto liderado por la Universidad de Huelva titulado 'Estilos de Vida Saludable en población universitaria: indicadores obtenidos mediante el Health Behavior in University (HBU) y propuestas de acción' y ha llegado a la conclusión en base a una muestra de jóvenes encuestados de que la mayoría de los que tienen este hábito presentan una menor adhesión a la dieta mediterránea y menos horas de sueño. 

La investigación publicada en la Revista Española de Salud Pública con el título 'El uso de la cachimba y su impacto sobre el estilo de vida y malestar psicológico en los estudiantes universitarios: un estudio de corte transversal' ha analizado una muestra de jóvenes estudiantes universitarios con el objetivo de analizar la relación entre el uso de cachimba, el estilo de vida (alimentación, actividad física y sueño) y el malestar psicológico. La Universidad Loyola, a través de la presente investigación se alinea con los objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para promover la salud mental y el bienestar y de fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.

Muestra de 825 estudiantes de la Universidad de Huelva

Para realizar el estudio, el equipo de trabajo ha realizado un estudio observacional en una muestra de 825 estudiantes de la Universidad de Huelva, seleccionados por muestreo aleatorio, a los que se les tomaron datos que posteriormente se les realizó un análisis estadístico. Los datos arrojados sobre el uso de la cachimba han tratado de establecer la relación de este hábito con posibles asociaciones a enfermedades metabólicas y respiratorias a largo plazo.

Los jóvenes a los que se les hizo el estudio tenían entre 18 y 25 años y eran estudiantes universitarios. Las preguntas que se les hizo fueron relativas al consumo de la cachimba, el malestar psicológico, la alimentación, la actividad y el sueño. De los jóvenes encuestados, el 33% admitieron haber consumido cachimba en el último mes de los cuales, aunque las diferencias no fueran estadísticamente significativas, se observó mayor puntuación de malestar psicológico en los que habían consumido.

Como hemos indicado anteriormente, sí que se observaron diferencias significativas en la adherencia a la dieta mediterránea, siendo los consumidores menos adeptos a la sana alimentación evaluada a través de 14 ítems. Además, esta muestra que había consumido en el último mes presentó un número significativamente menor de horas de sueño, aunque sí una mayor frecuencia semanal de actividad física intensa, lo cual podría asociarse con enfermedades metabólicas y/o respiratorias a largo plazo.

Un posible problema de Salud Global emergente

Según la Encuesta nacional sobre el consumo de alcohol y otras drogas (EDADES) en España se utiliza la cachimba como una vía de administración para el consumo de cannabis, siendo el segundo método de consumo. Además, el 47% de los jóvenes de entre 14 a 18 años ha fumado mediante la cachimba en alguna ocasión. Por lo que algunos autores coinciden en que se trata de un problema global de Salud Pública emergente. Respecto a las consecuencias sobre la salud, un estudio reciente en España concluye que los consumidores adolescentes y adultos jóvenes de sustancias de abuso obtienen menores niveles de bienestar psicológico.

Grupo de jóvenes compartiendo cachimba Grupo de jóvenes compartiendo cachimba

Grupo de jóvenes compartiendo cachimba / AGENCIAS

A pesar de que habitualmente la cachimba es percibida por la población como una forma de consumo más saludable, distintos estudios demuestran que emite mayores sustancias nocivas, conteniendo más cantidad de humo, nicotina y monóxido de carbono. Asimismo, es frecuente que los consumidores compartan la boquilla, lo que supone un grave riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas. Los investigadores tratarán de concretar el tipo de sustancias consumidas de este modo en futuros estudios además de analizar otro tipo de muestras más significativas.

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