¿Puede matarte un susto?: cuando el miedo puede ser mortal
Los expertos cardiólogos confirman que un gran sobresalto puede provocar la liberación de sustancias de estrés que, en casos excepcionales, desembocan en fallecimiento
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Los cardiólogos españoles confirman lo que muchos han temido alguna vez: un susto extremo puede provocar la muerte. Según explica la Fundación Española del Corazón, cuando una persona experimenta una situación de miedo intenso, el organismo libera grandes cantidades de sustancias relacionadas con el estrés al torrente sanguíneo. Este fenómeno puede desencadenar lo que los especialistas denominan como miocardiopatía de estrés, una condición que comparte similitudes con el infarto de miocardio y que, aunque generalmente reversible, en circunstancias excepcionales puede resultar fatal.
Este fenómeno no es tan inusual como podría pensarse. Los especialistas han documentado casos asociados a catástrofes naturales, conflictos bélicos e incluso durante mundiales de fútbol, particularmente en momentos de alta tensión durante los partidos. El doctor Ángel Moya, responsable de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias del Servicio de Cardiología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona, explica que cuando experimentamos un susto intenso, nuestro cuerpo libera neurotransmisores como la adrenalina o la dopamina, conocidos como catecolaminas, que elevan tanto la frecuencia cardíaca como la tensión arterial.
"Un gran susto, excitación extrema o un enorme disgusto desencadenan la liberación de muchas sustancias de estrés a la sangre. Esto se ha visto que podría relacionarse con lo que se denomina miocardiopatía de estrés", señalan desde la Fundación. Afortunadamente, añaden los expertos, la disminución de la fuerza contráctil del corazón suele ser pequeña y reversible en la mayoría de los casos, aunque existen situaciones extremas donde el desenlace ha sido fatal.
El síndrome de tako-tsubo: el corazón roto
En los casos más graves, este fenómeno recibe el nombre de 'síndrome de tako-tsubo', coloquialmente conocido como 'síndrome del corazón roto'. Este trastorno fue identificado por primera vez en Japón durante la década de los 90. Su peculiar denominación proviene de las vasijas tradicionales utilizadas por los pescadores japoneses para la captura de pulpos, caracterizadas por su forma abombada y cuello estrecho, similar a la que adopta el ventrículo izquierdo del corazón durante este síndrome.
"Es una respuesta anormal, en general, pero no siempre, a una disfunción de la contracción del corazón", explica el doctor Moya. Los especialistas señalan que este síndrome afecta principalmente a la capacidad del corazón para bombear sangre eficientemente, lo que puede ocasionar síntomas similares a los de un ataque cardíaco, aunque su origen y mecanismo son diferentes.
Respuesta evolutiva ante situaciones de peligro
Según indica el Dr. Moya, esta reacción fisiológica no es exclusiva de los humanos, sino que se trata de una respuesta evolutiva compartida con otros animales. "Prepara el organismo para una respuesta de defensa o de fuga, ante una situación de peligro", explica el especialista. Esta respuesta primitiva aumenta el flujo sanguíneo hacia los músculos, prepara al cuerpo para la acción inmediata y agudiza los sentidos.
En condiciones normales, este mecanismo resulta beneficioso para la supervivencia. Sin embargo, cuando el estrés es extremo o se prolonga en el tiempo, puede sobrecargar al sistema cardiovascular. Los estudios realizados en los últimos años han demostrado que las personas con patologías cardíacas previas tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones graves ante situaciones de estrés agudo.
Factores de riesgo y población vulnerable
Las investigaciones médicas realizadas desde 2020 han identificado diversos factores que incrementan la vulnerabilidad ante este fenómeno. Las mujeres, especialmente aquellas en edad postmenopáusica, presentan mayor incidencia del síndrome de tako-tsubo. Los expertos atribuyen esta diferencia a los cambios hormonales que afectan a la respuesta del sistema cardiovascular ante situaciones de estrés extremo.
Otros grupos de riesgo incluyen personas con antecedentes de trastornos de ansiedad, quienes han experimentado eventos traumáticos recientes o aquellos con predisposición genética a reacciones de estrés intensas. Los cardiólogos recomiendan que estos grupos de población tengan especial cuidado en situaciones potencialmente estresantes y mantengan un seguimiento médico regular.
¿Cómo podemos proteger nuestro corazón del estrés extremo?
Aunque no es posible evitar completamente las situaciones imprevistas que generan sustos intensos, los especialistas recomiendan diversas estrategias para minimizar sus efectos en el sistema cardiovascular. Mantener un estilo de vida saludable, con actividad física regular y una alimentación equilibrada, fortalece el corazón y mejora su capacidad para afrontar situaciones de estrés.
Las técnicas de relajación y mindfulness han demostrado ser eficaces para modular la respuesta del sistema nervioso ante el estrés. Además, el control regular de la presión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular puede ayudar a identificar tempranamente cualquier anomalía. Los expertos insisten en la importancia de consultar inmediatamente con un profesional sanitario si se experimentan síntomas como dolor torácico, palpitaciones o dificultad respiratoria tras un susto intenso.
En 2025, la investigación sobre este fenómeno continúa avanzando, con estudios centrados en el desarrollo de tratamientos específicos para la miocardiopatía de estrés y en la identificación de biomarcadores que permitan predecir qué personas presentan mayor riesgo. Mientras tanto, los cardiólogos recuerdan que, aunque infrecuente, el "susto de muerte" no es solo una expresión popular, sino una posibilidad real que merece atención médica y preventiva.
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