Viogén protege a más de 111.000 mujeres víctimas de violencia machista
La violencia machista continúa siendo un problema estructural y de emergencia social
Rocío Aguirre (Vox) minimiza los asesinatos machistas: "Son 48 al año"
Cuando apenas faltan dos semanas para el Día Internacional contra la Violencia Machista (25N) el ministerio del Interior pone de manifiesto, a través del ministro Grande-Marlaska, unas cifras que no han de pasar desapercibidas: más de 111.000 mujeres están hoy bajo el amparo del sistema Viogén, un 36% más que en 2018. Este crecimiento no es solo estadístico: evidencia que la violencia machista sigue siendo una emergencia estructural, no un problema coyuntural ni un “invento ideológico”, como insisten las formaciones negacionistas. Cada cifra es una mujer cuya vida ha sido puesta en riesgo, un recordatorio de que el machismo es violencia y de que es una cuestión de Estado protegerlas.
Un problema de Estado
Desde esta perspectiva, el aumento de valoraciones en Viogén —de 3,3 a más de 8 millones en seis años— y la incorporación de más de 800 ayuntamientos al sistema demuestra que las instituciones que creen en la igualdad están reforzando el entramado de protección. No osbtante, aún queda un gran trabajo por hacer; en Sevilla ni siquiera la mitad están adheridos; y en Andalucía poco más de un tercio de todos los municipios (35%).
Con todo, también crecen las plantillas que combaten este tipo de violencia. No porque el problema “se agrande” por arte de magia, sino porque la respuesta se vuelve más rigurosa, más capilar y más consciente de la gravedad de la violencia que atraviesa la vida de miles de mujeres.
El discurso feminista se apoya precisamente en esto: en datos, en políticas públicas y en la evidencia científica de décadas que señalan a la violencia de género como una manifestación extrema de la desigualdad. De este modo, mientras Viogén hace los esfuerzos oportunos, aunque no siempre sean fructíferos, Vox insiste en un discurso donde la violencia solo importa si la comete un migrante. Cuando el agresor es español el tema desaparece de su agenda. Es un enfoque selectivo que niega la raíz del problema: la violencia que nace de la desigualdad machista, no del origen de quien la perpetra. El denominador común de los asesinatos es el machismo, no el lugar de procedencia de la víctima.
El feminismo subraya que las políticas públicas deben apoyarse en la realidad, no en la manipulación. Y la realidad es que el negacionismo resta protección y alimenta la impunidad.
A mitad de noviembre de 2025, un total de 35 mujeres han sido asesinadas por violencia machista; si bien el total del cómputo de 2024 fueron 48.
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