Roban en el museo del Louvre joyas de un valor "incalculable" de la colección de Napoleón III y su mujer, Eugenia de Montijo
El suceso, del que no se han reportado heridos, ocurrió en la hora de la apertura; en su huida los ladrones se dejaron una corona de la emperatriz Eugenia con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas
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El robo de un conjunto de joyas “de un valor patrimonial e histórico incalculable” en el Museo del Louvre ayer fue llevado a cabo en apenas siete minutos un comando de tres o cuatro ladrones “profesionales”, pero que perdieron una parte del botín en su huida.
Ése es el relato ofrecido por los ministros franceses del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati, que acudieron poco después de los hechos al que es el museo con más visitantes del mundo, 8,7 millones el pasado año.El Louvre tuvo que cerrar excepcionalmente durante todo el día, lo que perturbó el programa para miles de turistas.
El Louvre explicó que todo ocurrió a las 09:30, unos momentos después de la apertura de las puertas, cuando llegó el comando formado, según el ministro, por tres o cuatro hombres.
Llegaron por el flanco sur del museo, el que da al río Sena, en dos motos y en un camión con un montacargas como los que se utilizan en las mudanzas. Lo utilizaron para subir al primer piso y más en concreto a la galería Apolo, en la que entraron dos de ellos después de haber hecho una brecha en el cristal de una ventana con un disco de corte.
Dos de ellos, los que subieron por el montacargas, iban vestidos como obreros con chalecos amarillos.
Una vez en el interior de la galería fueron a las vitrinas de las joyas de la colección de Napoleón y de la corona francesa y se llevaron nueve piezas, según precisó la fiscal de París, Laure Beccuau. Llegaron a amenazar a los vigilantes del museo, que siguiendo los protocolos evacuaron a los visitantes de la sala.
Entre lo que se llevaron los ladrones está la diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz.
Algunas imágenes tomadas por personas que estaban en la misma galería con sus móviles muestran cómo los hombres con los chalecos amarillos forzaban las vitrinas.
El hecho es que en su huida dejaron una parte del instrumental utilizado y, sobre todo, perdieron también al menos una de las joyas, nada menos que la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), la cual resultó dañada.
Es una corona que lleva 1.354 diamantes y 56 esmeraldas creada para la emperatriz con ocasión de la Exposición Universal de 1855 que tras el cambio de régimen a la III República, en 1870, fue vendida en 1885 por el Estado francés como una forma de liquidar su pasado monárquico y sólo volvió a su propiedad algo más de un siglo después gracias a una donación.
Como escenarios más probables, la responsable de la investigación señaló que el robo puede tener su origen en un encargo de un coleccionista, pero también puede ser para vender por separado las piedras preciosas que contienen las joyas.
El senador comunista Ian Brossat, denunció que el Gobierno no hubiera hecho caso de las advertencias que habían lanzado los empleados del Louvre, que el pasado 16 de junio organizaron una huelga sorpresa para alertar sobre la falta de personal, sobre todo en la seguridad.
Brossat, que se quejó de que la ministra de cultura parezca haber descubierto el problema, hizo notar que en los últimos cinco años la plantilla del museo se ha reducido en 200 personas.
Dati recordó que Francia es un país con un gran patrimonio histórico de un gran valor, y eso ha hecho de sus museos objetivo de los delincuentes y ése es un problema “antiguo” en el que se estaba trabajando también en el Louvre, que había pedido una auditoría de seguridad a la Prefectura de Policía.
El último robo en este museo situado en el corazón de París se produjo en 1998, cuando se sustrajo en pleno día un cuadro del pintor francés Camille Corot que no ha aparecido.
Pero el más famoso de todos fue el que cometió el 21 de agosto de 1911 un obrero italiano, Vincenzo Peruggia, que se llevó La Gioconda, según explicó por patriotismo. El cuadro de Leonardo da Vinci se recuperó en 2013, después de que el ladrón se puso en contacto con un marchante de arte.
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