El corazón logístico de Amazon en Dos Hermanas: así se mueven los productos en el centro SVQ1
El único centro de primera milla de la compañía en Andalucía celebra su quinto aniversario
Amazon ha invertido más de 1.200 millones de euros en Andalucía
La celebración del quinto aniversario del centro de Amazon en Dos Hermanas, en imágenes
A simple vista, el centro logístico de Amazon en Dos Hermanas podría parecer una nave más en el polígono industrial. Pero tras sus puertas se esconde un complejo entramado de procesos, tecnología y precisión, diseñado para que millones de productos lleguen a tiempo a los hogares de media España.
Conocido internamente como SVQ1, en referencia al código del aeropuerto de Sevilla, este centro es el único de primera milla de la compañía en Andalucía: aquí llegan los productos de proveedores y empresas para ser almacenados, clasificados y redistribuidos a otras estaciones logísticas.
El propio logotipo del centro refleja su identidad local: una silueta femenina con peineta, flor y pendientes que evoca la Feria de Abril.
El recorrido por sus instalaciones que la compañía ha organizado para los medios con motivo del quinto aniversario de su puesta en marcha permite seguir el viaje de un producto desde que cruza los muelles de carga hasta que se sube a un camión rumbo a su destino final.
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Un itinerario que se divide cuatro grandes etapas: Inbound, Stow, Pick y Pack, cada una de ellas una pieza clave en la maquinaria de un gigante logístico que combina la labor humana con la automatización y la inteligencia artificial.
Inbound: la llegada del producto
Todo comienza en el Inbound, la zona de recepción de mercancías. Los camiones llegan al recinto, pasan por el registro y descargan los palés en los muelles de entrada. Es el punto de partida del ciclo logístico. A partir de ese momento, cada artículo que entra en SVQ1 pasa a formar parte de un inventario inmenso que espera a que algún cliente haga clic en “comprar”.
Amazon utiliza sistemas de pronóstico automático que predicen la demanda y deciden qué productos se almacenan en cada centro.
En este punto no solo se trata de artículos vendidos por la propia compañía: miles de pequeñas y medianas empresas españolas utilizan las instalaciones de Amazon para gestionar su logística y distribución. También la atención al cliente.
Actualmente, unas 17.000 pymes españolas venden a través de la plataforma, y el 75% de ellas exporta sus productos a clientes de todo el mundo.
Andalucía aporta más de 2.500 de esas empresas, de las cuales unas 600 son sevillanas. En conjunto, superaron en 2024 los 135 millones de euros en exportaciones.
Detrás de muchas cajas que circulan por estas cintas transportadoras hay, por tanto, una red de pequeñas marcas locales que han encontrado en Amazon una vía para ampliar sus fronteras.
Stow: el 'caos ordenado'
Una vez dentro, los productos se trasladan al área de Stow, conocida también como el “caos ordenado”. Aquí reina el campo robótico, una superficie donde robots móviles -los llamados drives- transportan estanterías -pods- que se mueven de un lado a otro para optimizar el espacio y el tiempo.
El sistema ha permitido incrementar hasta un 40% la capacidad de almacenamiento, al tiempo que reduce los desplazamientos de los trabajadores. Cuando un empleado inicia sesión en su estación, los robots se activan automáticamente y traen las estanterías hasta su puesto.
Cada producto se coloca en el hueco disponible, sin seguir un orden aparente.
Ese desorden, sin embargo, está calculado: los algoritmos de Amazon registran cada posición y son capaces de localizar cualquier artículo en segundos. El resultado es un modelo de almacenamiento flexible, rápido y eficiente, donde la robótica se convierte en una extensión natural del trabajo humano.
Pick: cuando el cliente hace clic
El proceso de salida comienza en la fase de Pick, cuando un usuario en cualquier punto del país realiza una compra. El sistema localiza la estantería donde se encuentra el producto y ordena a los robots que la lleven hasta la estación correspondiente.
El empleado identifica el artículo, lo escanea y lo coloca en una caja negra, que viajará por una red de más de 15 kilómetros de cintas transportadoras. Cámaras y escáneres guían el proceso: iluminan el compartimento correcto, verifican cada movimiento y agrupan los artículos por lotes.
Aún no hay nombres ni direcciones en esta etapa. Todo se mueve bajo la lógica de los códigos de barras y la trazabilidad interna, garantizando precisión y seguridad. Cuando las cajas negras se llenan, inician su descenso hacia la planta inferior, donde comienza la fase de empaquetado.
Pack: tecnología y sostenibilidad
En el área de Pack, las máquinas y los algoritmos toman el protagonismo. Cada artículo se escanea y el sistema determina qué tamaño de caja necesita, en función de su forma y peso.
Los programas de aprendizaje automático ajustan el embalaje para que ocupe el menor espacio posible, reduciendo el peso y las emisiones derivadas del transporte.
Amazon eliminó el plástico en los envíos europeos en 2022, y hoy más de la mitad de los paquetes se despachan sin embalaje adicional o con embalajes reducidos. Cuando es necesario, se utiliza papel reciclable para rellenar los huecos y proteger el contenido.
El último paso es el SLAM, la zona donde se imprimen y colocan las etiquetas. Aquí, por primera vez, el sistema vincula el paquete con el cliente, en un proceso totalmente automatizado.
Los trabajadores no tienen acceso a datos personales: solo manipulan cajas identificadas por códigos, una medida que garantiza tanto la privacidad como la seguridad.
Los pedidos ya listos se agrupan en palés y se cargan en los camiones. Desde ahí, viajan hacia los centros de clasificación y las estaciones de última milla (hay cuatro en Andalucía, en Granada, Málaga, Cádiz y Sevilla), donde se organizan según los códigos postales antes de llegar a su destino final.
Personas, datos y robots
La actividad en SVQ1 nunca se detiene. Miles de productos entran y salen a diario en un flujo continuo que combina precisión algorítmica y trabajo humano.
Las máquinas transportan, escanean y optimizan, pero la supervisión, la toma de decisiones y el control de calidad siguen dependiendo de las personas.
El resultado es una coreografía invisible que se repite una y otra vez, impulsando la economía digital y dando soporte a miles de pequeñas empresas. En Dos Hermanas, a las afueras de Sevilla, late una de las arterias por donde circula el comercio electrónico de toda Europa.
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