Austria se entrega a la figura de Conchita Wurst
En los países de Europa del Este se alza una batalla mediática contra la ganadora de Eurovisión.
Se sabía que Conchita Wurst no iba a dejar indiferente a nadie. El continente que la proclamó ganadora de Eurovisión se divide entre los fans y quienes aceptan a la representante austríaca y quienes la rechazan por su simbolismo y su explícita representación de la homosexualidad. Mientras la cantante barbuda congregaba en Viena a más de diez mil espectadores que cantaron con ella en vivo la canción Rise like a Phoenix, en países como en Rusia, Bielorrusia o las repúblicas caucásicas se alzan cada vez más voces mediáticas contra Wurst, que ha puesto la moda de llevar barbas falsas al margen del sexo, como reclamación de la tolerancia.
Conchita-Thomas Neuwirth tiene 25 años y se ha convertido en la fulgurante estrella de moda. Le espera un verano de conciertos y apariciones televisivas, aunque sólo en países occidentales de Europa. El sábado, antes de su recital vienés, una semana después de su victoria eurovisiva, fue recibida oficialmente por el canciller austríaco Werner Faymann, quien le felicitó por su victoria y le agradeció por ser imagen de "tolerancia, amor y alegría por la vida". Faymann, no obstante, recibió fuertes críticas conservadoras por intentar sacar partido de esta victoria televisiva en plena campaña electoral.
Wurst ha recibido incluso la felicitación del presidente de la conferencia episcopal de Austria, el obispo Christoph Schönborn, quien mostró su alegría por el triunfo en Copenhague. Schönborn también ha recibido comentarios de recelo por unas declaraciones en parte sorprendentes.
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