Dejamos muy solo a El Loco en su colina
Jesús Quintero
Breve crónica de la ingratitud hacia el gigantesco comunicador onubense
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Hemos dejado a Jesús Quintero muy solo en estos últimos años de su trayectoria vital, donde lo profesional quedó diluido, empolvado; cuando el onubense aparecía en las noticias sólo por algún desvarío y algún que otro incidente. Estaba muy ilusionado con su fundación. Y su legado, como hemos visto, como estamos viendo a diario en las redes, era abundante y de calidad. Cualquier entrevista de El Loco es subyugante.
Cualquier programa que cojamos por los pelos termina siendo apasionante. Un entrevistado menor se crecía, cualquier historia mundana reflejaba su lado más brioso y los grandes nombres estaban a la altura de su sombra con sus cuestionarios. Como buen torero, si Quintero veía que la faena debía ser de aliño la abreviaba y enviaba al desanimado invitado al forillo.
Resulta ventajista acusar ahora que no tuviera espacio en la televisión de hoy. No necesariamente en Canal Sur, pero en la autonómica debió mantener una ventana, siquiera una decena de entregas anuales con sus monólogos, con algún diálogo fuera de los márgenes. El Loco dejó de estar ya con la anterior dirección de la casa y los costes de su formato no debieron nunca de ser el obstáculo para mostrar una negativa total. En RTVE, donde se forjó su carrera, existió también en este caso un olvido injusto. La cadena pública prefiere tirar de archivo en decenas de formatos que dar nueva oportunidad a alguno de sus nombres veteranos, aún en vigor. Lástima de las condiciones de las prejubilaciones feroces de hace quince años.
Andalucía es ahora generosa con el difunto Jesús Quintero, pero faltó esa altura que tienen otros lugares para haberle rendido honores al genio vagamundo, por muy raro y huraño que pudiera ser, Quién saba si en vida esos reconocimientos le hubieran enojado o avergonzado. Podía ser. Pero eran reconocimentos necesarios. Y no tan sólo por él, sino por nosotros, como espectadores y contribuyenes de formatos que hacían grande y valiosa la cadena nuestra.
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