EL espacio diario de Sonsoles Ónega es la traslación a estos tiempos de lo que fue Sabor a ti, con Ana Rosa Quintana, en las tardes de Antena 3. La actual cadena más seguida ha ido formando su parrilla pieza a pieza y le quedaba este bloque de emisión abierta y directa en el que lo mismo entra el tema político-económico del día como los vericuetos cardíacos de algún personaje.

La hija escritora de Fernando Ónega daba el perfil idóneo y de ahí que en Telecinco se viviera con su marcha un poquito más de angustia ante el futuro inmediato.

Y ahora Sonsoles con sus directos, tertulias y el público aplaudiendo entra en la línea más clásica de las tardes, adobado con cebos continuos, avances y promesas para atar a quienes están ante el televisor a esa hora en la que aún no se cena, se ha dejado de merendar, se vuelve del trabajo y tal vez no hay ganas ni de cambiar el botón.

El personal deja a Sonsoles encendida para conectar así directamente con los gladiadores Orestes y Rafa. Al ser de poco más de una hora (si se pasa de tiempo incluso Vallés se ve beneficiado con décimas) es como si se convirtiera en la versión resumida y precipitada de lo que en otro tiempo y en otros canales se despacha durante varias horas.

Lo de Ónega y su salón de té de amigos (tal vez demasiados de pitiminí) no era el formato de inclusión acuciante que necesitaba la que es la cadena más vista en estos momentos, pero termina de perfilar lo que es la programación diaria generalista más consistente, troceada en horas, diversa, capaz de armonizar concursos, con series ajenas y propias, informativos y programas personales donde el entretenimiento es compañía que se comparte en las redes.

Ahora que Telecinco vive un momento de cambios necesarios; ahora que La 1 es más consciente de que está obligada a contar con un respaldo social para ser un medio público útil e influyente (tiene sostén financieron suficiente) la parrilla de Antena 3 señala cómo atender a un público mayoritario, que incluso se anima al visionado en familia. Es cuestión de inspiración, más que de copia. Es la parrilla más compensada. Invita a desembocar en el cambiante y exigente prime time.Sin existir una fórmula infalibre, han cocinado la receta más rentable.