RTVE en la encrucijada de su misión de servicio público
Opinión
Por qué le llaman televisión pública cuando quieren decir privada. Hemos bajado tanto el listón de contenidos de La 1, temporada tras temporada, que hasta transigimos que programas que solamente encontrarían su coartada en las cadenas privadas se cuelen en el canal premium de TVE, como si nada. Es el caso del espacio Lazos de sangre, que inició su nueva temporada abordando a un personaje con tantísimas connotaciones con el mundo del corazón como Paquirri, aprovechando la celebración del 40 aniversario de su muerte.
Argumentan los defensores de este Lazos de sangre que sus contertulios son bastante más educados y prudentes que quienes comparecen en programas similares del ramo en las privadas, y que el tratamiento que hacen de los ‘homenajeados’ es mesurado y discreto.
Pero a poco que hurguemos en todas y cada una de las entregas emitidas hasta la fecha encontraremos tesis para poner en cuestión estas afirmaciones. Seamos positivos, y pensemos que los seleccionados más polémicos ya han sido objeto de debate. Los que están a punto de ser glosados cohabitando con los calores de este verano olímpico son, en apariencia, menos dados al exceso verbal por parte de la mesa de especialistas. Tras Raphael, en esta semana, aparecen nombres como los de Ana Belén y Víctor Manuel, Fernando Esteso y Andrés Pajares.
Seguro que Jordi González, el maestro de ceremonias, aplica su flema catalana para evitar cualquier salida de tono. Desde que debutó en el programa de entretenimiento La palmera en TVE hace cuarenta años siempre hizo gala de una educación tan exquisita como su brillante dicción del castellano. Qué gran escuela poseen los comunicadores catalanes, no en vano allí han pacido los mejores actores de doblaje de la historia. Jordi cauteriza heridas en Lazos de sangre.
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