Abellán, único trofeo en tarde de expectación y vendaval

Miguel Abellán recibe a su segundo toro con una larga cambiada de rodillas a portagayola.
Miguel Abellán recibe a su segundo toro con una larga cambiada de rodillas a portagayola.
Luis Nieto

16 de mayo 2015 - 01:00

El mundo del toro continúa impactado por la terrorífica cornada que sufrió Jiménez Fortes en el ruedo de Las Ventas y de cuyas heridas en el cuello se recupera en planta en la clínica San Francisco de Asís de Madrid.

La Feria de San Isidro alcanzó ayer su octavo festejo en el día del patrón con un lleno hasta la bandera y asistencia de personalidades de primer nivel como el premio Nobel Mario Vargas Llosa. Cartel redondo con Miguel Abellán, Miguel Ángel Perera e Iván Fandiño con toros de Parladé. Triunfadores del año pasado lidiando reses de la ganadería a la que por la mañana se le dedicó un azulejo por su éxito en la pasada edición.

De nuevo, estuvo presente un fuerte viento como factor negativo para la lidia de una corrida seria y cinqueña, que lamentablemente, por Eolo, se lidió en los adentros. La mayoría de esos toros, en los terrenos de afuera, seguramente hubieran embestido mejor.

Miguel Abellán, que consiguió el único trofeo de la tarde, se las vio en primer lugar con un astado serio y de comportamiento manejable al que realizó una labor liviana en la que destacaron algunos naturales y que brindó al cirujano Máximo García Padrós y su equipo. Todo ello tras recibirlo de rodillas con una larga cambiada a portagayola. Mató de estocada y fue premiado con una oreja de escasa entidad.

El cuarto fue un gran toro. Bien presentado, astifino, encastado, con movilidad, prontitud y que repetía, con un gran pitón derecho; además cumplió en varas. Abellán se jugó de nuevo el pellejo a portagayola, de pie dibujó buenas verónicas y cerró sus lances de recibo con una larga, de hinojos. La faena, de más a menos, tuvo sus mejores momentos con la diestra, en un par de tandas con ligazón.

Miguel Ángel Perera se las vio con el peor lote. Se enfrentó en primer lugar a un serio y muy astifino astado, manejable, en una faena larga y desigual, en la que destacó una serie diestra y que rubricó con una estocada caída.

Con el quinto, de tremebundas perchas astifinas, noble, pero que no descolgaba, Perera realizó en las rayas una labor voluntariosa sin brillo, mal rematada con los aceros.

Iván Fandiño recibió al tercero con una larga cambiada de rodillas a portagayola. Se salvó de cornada por muy poco, volando el toro por encima del torero. Se justificó en un trasteo en las rayas que brindó al cielo ante un toro parado.

Fandiño se entregó de principio a fin ante el altote y de exageradas velas que cerró plaza. El vasco lo recibió a portagayola, de rodillas, con una larga cambiada. La faena, que brindó al ganadero Samuel Flores, fue muy meritoria. En las rayas logró tres tandas de buen nivel con la diestra, especialmente una de ellas, con muletazos profundos hilvanados con la ligazón. Cerró con unas bernadinas de infarto. Daba miedo pasar la exagerada cornamenta en la suerte suprema. Fandiño se tiró con fe y fue cogido a cambio de un pinchazo. Quedó conmocionado en la arena. Por fin, pudo levantarse y mató de estocada. El presidente no hizo caso a la petición de oreja.

La enorme expectación fue destrozada, en gran medida, por el azote del viento, que en esta plaza de Las Ventas se ha cargado innumerables faenas.

stats