Alejandro Conquero, una temporada de consolidación

El novillero onubense cuaja en este 2015 unos importantes números y sensaciones tras su segunda temporada como novillero. Cuarto puesto en el escalafón novilleril y con importantes expectativas para el nuevo año

P. Guerrero Huelva

27 de diciembre 2015 - 08:04

Dice, cuando hablamos de esta cita, que de polvorones, nada. Todo es entrenamiento y entrenamiento para llegar a la meta. El día que Alejandro Conquero debutó sin caballos en La Merced y se puso a portagayola con un capotillo de paseo como defensa, no pareció más sino un torero desesperado por llamar la atención de la forma que fuese. No le salió estético aquel lance y, además de eso, pocas eran las opiniones en esta Huelva suya que le auguraran futuro en el toro. El tiempo le ha ido dando color a la situación. Uno no sabe dónde estará la meta del novillero, pero la verdad del cuento dice en cifras exactas que durante este 2015 ha recorrido veintiséis veces el albero de una plaza de toros. Veintiséis paseíllos que le han situado en el escalafón novilleril en cuarta posición, después de los tres gallos de pelea que andan en trazas de buscar otros derroteros. Y aunque los números solo son eso, números, algo tendrán cuando tantos los persiguen como aval de su balance de temporada.

El caso es que Alejandro Conquero ha cuajado la temporada más importante de su vida, que su carrera tira para adelante. Números que tienen dentro la cita de Conquero con las dos plazas máximas de la temporada, Madrid y Sevilla, que vienen a ser como el sello de autenticidad a algo valioso.

Alejandro, a todo eso, le llama consolidación. “Hay muchas cosas que se han asentado este año en mi forma de hacer el toreo; hubo ocasión de tener sensaciones que no tuve el primer año como novillero, cuando todo era mucho más alborotado porque había que tirar para adelante. Cuando hablo de consolidación, hablo de seguridad, de saber estar, de entender toros que no sabía comprender con un año de profesión, de estar físicamente puesto y, sobre todo, yo digo consolidación porque he aprendido a saber que tengo defectos y cómo corregirlos. En la mayor parte de las cosas que te cuento está la razón de que yo me sienta interiormente más fuerte”.

La temporada se hace aún más determinante si se tiene en cuanta que Alejandro ha pasado ese filo de la cuchilla que significan plazas como Madrid y Sevilla. Es cierto que no se cerraron triunfos notables, pero de ninguna salió debilitado el onubense. En ambas citas se le respetó la entrega y el no volver la cara en ningún momento con ese lote infumable del Conde de la Maza en La Maestranza, y un soso y aburrido lote de Los Chospes en Las Ventas.

“Eran dos plazas donde torear se me antojaba algo imposible. Soñaba con ellas como sueña cualquier chaval que empieza en esto, pero nunca las terminas de ver a tu alcance y, curiosamente, en este año he pasado por las dos. ¿Qué me dejan esas dos tardes? Pues muchas cosas. La seriedad máxima del novillo, la exigencia de la plaza, sea cual sea el momento, y tardes que te curten como profesional. Es verdad que en ninguna de las dos he tenido un triunfo de relumbrón, pero las dos tardes me han dejado una íntima satisfacción porque, incluso sin tener ese toro necesario para triunfar, la imagen que he dejado esas dos tardes es la de alguien que ha avanzado mucho en oficio pero que sobre cualquier circunstancia lo que quiere es completar etapas y llegar a la meta de convertirme en matador de toros y ser un buen torero”.

Buscamos en la conversación ese toro que más regusto íntimo le ha dejado al torero en la temporada. “La faena a mi primer toro en Madrid es una de las cosas que más valoro de la temporada por la responsabilidad de la tarde. Lo cuajé de muleta, lo toreé muy a gusto, pero no tuvo fuerza y eso en Madrid cuesta mucho a la hora de que llegue al tendido. De cualquier forma, es una sensación indescriptible” .

En el horizonte de la entrevista aparece Huelva, una plaza donde la sensación general fue buena, aunque sin lograr triunfo. “Me hubiese contentado haber podido redondear un triunfo con trofeos, pero me deja una sensación satisfactoria que la espada emborronó en cierta forma. Aun así, ese primer novillo de Huelva me dejó una grata sensación y, particularmente, otro novillo de Valdeolivas en Cantimpalos también es de los importantes de la temporada. Con todo, lo más valioso de mi paso por La Merced son las sensaciones agradables que siento de la gente de mi tierra. No había sentido como nunca ese apoyo de la afición de Huelva y cuando respetaron mi actuación yo he vuelto a tener unas sensaciones que hasta ese momento no me habían llegado”.

Salvado ese balance de los puntos más significativos de la temporada, hay que hablar de esas diez puertas grandes y una fenomenal regularidad para que en las principales fechas del año Alejandro Conquero haya visto inscrito su nombre, lo cual y dadas las circunstancias por las que atraviesa el escalafón de novilleros, no deja de ser sino un buen balance de triunfos en los que además Conquero señala fechas concretas como las de Tudela, donde el joven torero onubense arrasa frente a una cuajada novillada con el hierro de Millares. “Pues sí, esa es una tarde que deja un recuerdo bonito porque fueron cuatro orejas frente a dos novillos de muy diferente condición. Un primero, de mucha calidad que me permitió estar muy a gusto con mi idea de toreo y, un segundo, muy bravo con el que había que tirar la moneda ante la exigencia que planteaba el animal. Esa es una tarde bonita y, en cambio, la que peor recuerdo me deja es una en Guadalix de la Sierra, donde un novillo de Guzmán y Guzmán fue el oponente más imposible de cuantos me han tocado en suerte. Al fin y al cabo, siempre puedes pensar que podías haber hecho esto o aquello. Lo que estuvo bien, mal o regular, pero eso ya no se puede cambiar. Hay que pensar que esa regularidad global te da una visual bastante importante de la temporada”.

Pasado en el balance y futuro en lo que deba de llegar como tercera temporada en los ruedos en el escalafón novilleril. Futuro que el de Huelva deja abierto cuando, de cara a su alternativa, deja claro que la idea es “echar la temporada entera y si llega el momento de hablar de otra cosa diferente, hacerlo en el momento más idóneo para no errar.

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