Demasiados trofeos para un flojo y soso encierro

Reparto de orejas en Lucena entre Manuel Díaz 'El Cordobés', Antonio Ferrera y Víctor Abad, que realizó la presentación en la provincia como matador de toros

Demasiados trofeos para un flojo y soso encierro
Demasiados trofeos para un flojo y soso encierro
Alejandro Rodríguez

09 de abril 2012 - 01:00

GANADERÍA: Dos toros de José Luis Pereda (1º y 5º) y cuatro de La Dehesilla, todos de la misma casa ganadera. Escasos de presencia y de fuerzas, anovillados y desiguales de comportamiento. El segundo lidiado como sobrero fue aplaudido en el arrastre, igual que el quinto que junto con el tercero fue el mejor, los demás nobles y el sexto exigente. TOREROS: Manuel Díaz El Cordobés: Estocada que hace guardia y cuatro descabellos (ovación). Estocada desprendida y trasera (oreja y petición de la segunda); Antonio Ferrera, estocada caída (dos orejas). Estocada trasera y desprendida (dos orejas). Víctor Abad, Pinchazo, media desprendida y un descabello (oreja). Dos pinchazos, estocada casi entera y siete descabellos (palmas). INCIDENCIAS: Lucena, coso de Los Donceles, 8 de abril de 2012. Un cuarto de entrada.

Nadie discute que la maldita crisis está condicionándolo todo y, evidentemente también, la fiesta de los toros. Se espera una temporada con una importante disminución de los festejos taurinos y ya se está viendo una disminución del público que acude a presenciarlos; pero, por otro lado, ¿qué razones se pueden argumentar para convencer a los que han fueron ayer a los toros en Lucena para que vuelvan a hacerlo? La fiesta es emoción y si no hay emoción no hay fiesta; la emoción la pone el toro y la desarrolla el torero. La corrida vista, aparte de la poca presencia, no tuvo casta ni fuerzas, o sea no aportó emoción alguna y no es que los toreros no lo intentasen. Es que no tuvieron un material servible.

El Cordobés recibió en sorteo el peor lote, los dos con menos fuerzas y menos recorrido de la corrida, especialmente el primero que, a punto estuvo de echarse; después del toreo sereno y limpio con el capote, hubo de preocuparse más de que el toro no se cayera que de poderle instrumentar muletazos de mérito para terminar con un arrimoncito; igual en su segundo con el que lo intentó por los dos pitones.

El primero de Ferrera se estrelló contra las tablas y hubo de ser cambiado por el sobrero que resultó noblón y algo protestón pero siguiendo la muleta con la cara por abajo. Fue una faena aseada y a menos en la que pesaron mucho las banderillas para obtener tan exagerados trofeos. El quinto fue uno de los mejores y Ferrera lo pasó suave y lucido con el capote tras una larga cambiada de rodillas y realizó un interesante quite por chicuelinas; muleta en mano intentó torear relajado y templado pero dejó la sensación de que el torito tenía algo más que ofrecer, pese a dejar muletazos de buen trazo. De nuevo pesó de forma clara el tercio de banderillas, en esta ocasión mejor ejecutado y más adornado. De nuevo, trofeos muy exagerados.

Víctor Abad, en su presentación en la provincia, como matador de toros, tuvo un lote desigual. Su primero fue de los dos mejores de la tarde y su segundo el más exigente. Estuvo lucido y variado con el capote, pasándolo a la verónica para rematar, en los medios, con una serpentina y llevarlo al caballo galleando por chicuelinas. Con la muleta intentó agradar y dejó una faena pulcra con interesantes muletazos por el lado derecho, desplantes de rodillas y molinetes. Su segundo fue el más encastado y exigente; tuvo más genio y el torero de Córdoba no consiguió acoplarse con él.

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