Toros

Luis Bolívar corta una oreja y Moreno falla con el acero en el cierre de Castellón

GANADERÍA: Tres toros de Miura, los tres primeros, con kilos, pitones, bravos y de buen juego. Tres de Victorino Martín, más desrazados y menos colaboradores. TOREROS: José Luis Moreno, gran ovación tras aviso y silencio. Luis Bolívar, silencio y oreja. Paco Ramos, ovación y silencio tras aviso. Incidencias: Plaza de Castellón. Casi tres cuartos de entrada en tarde despejada y fría.

Una oreja cortó Luis Bolívar y José Luis Moreno estropeó con la espada una notable faena, en el cierre de feria de La Magdalena en Castellón, otro mano a mano entre dos ganaderías, el tercero de los programados, en el que nuevamente hubo mucho interés por el juego de los toros.

Moreno volvió a demostrar que tiene un concepto del arte de torear -y habría que recalcar lo de arte y torear- como pocos. Conoce la técnica, tiene valor y personalidad. Pero no mata, o mata muy mal, su gran hándicap de siempre. Tuvo en la mano un triunfo que le hubiera abierto el abanico de ferias y plazas importantes, de haber tirado patas arriba de un gran estoconazo al primer miura. Era la rúbrica que se merecía la gran faena que había cuajado. Toreó con una gran concentración en todos los órdenes de la lidia. Comprometido con el toro y, por supuesto, consigo mismo. Buen intérprete con el capote, sobresaliendo una media que fue un auténtico cartel de toros. La faena fue poderosa y, más aún, tuvo muy buena expresión artística. El cuarto, de Victorino Martín, fue flojo y con poca casta. Le costaba seguir los engaños. Moreno no pasó agobios con él hasta que llegó otra vez la hora de matar.

Bolívar no terminó de ponerse frente al primero de su lote, un miura que tampoco dio facilidades. Sin embargo, estuvo firme y muy resolutivo en el quinto, un victorino que salía de los pases desentendiéndose, pero que se encontró siempre al torero en el sitio justo para provocarle, haciéndole ir continuamente a la pelea. Fue por tanto faena de valor y oficio. Muy bien ganada la oreja que paseó Bolívar.

A quien le vino grande la tarde por las circunstancias de los toros fue al local Paco Ramos, que puso mucha voluntad pero sin resolver.

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