Toros

Luque y Miranda se despachan a hombros una tarde ganadera de luces y sombras en Palos

  • Cuatro orejas y rabo para el de Gerena y un total de tres apéndices para el torero de Trigueros son el balance de un festejo con tres buenos toros de Loreto Charro.

Se desinfló a partir del tercero ese buen aire que iba dejando la corrida de los predios charros que Loreto mandó hasta Palos. Tres de los seis se movieron entre aplausos del respetable. Tres, para el olvido. Y de eso tres el balance para Miranda de haberse llevado dos de los malos. Pocas veces me lleva la intención a reseñar papeles presidenciales de un festejo pero entre la valentía de no avalar un indulto injusto y pueblerino sí debe sacar esta crónica la cara por el acierto del palco. Una cosa es la amabilidad y cortesía de una plaza no demasiado exigente y otra muy distinta hacer perder ese mínimo respeto que se necesita para que todo fluya con vergüenza torera. En cuanto al resto, después de un inicio donde la ostentosa claudicación de extremidades se llevó para dentro la preciosa estampa del colorao que abrió plaza todo anda entorno a la vergüenza torera con la que tanto Luque como Miranda se despacharon cuando los toros permitieron con fondo de raza y bravura que sacaran a pasear el arsenal de toreo que ambos guardan en su cabeza.Luque se fue contrariado cuando la clase de su primero se fue para los corrales. El sobrero, sin embargo le vino a modo para componer una faena plena de sabor y estética. Al de Gerena le sirve todo y este, aun sin ese punto de humillación del anterior, le dejó expresar por ambos pitones muletazos de indudable buen gusto con el que solventar una faena que fue cogiendo altura porque Luque le cogió de principio a fin ese ritmo en el muletazo que no castiga, que da confianza al oponente porque no hace falta guerra sino encauzar la bravura que dejó este primero bis del festejo. La justicia de una buena estocada dentro de una tarde en la que los aceros viajaron certeros lo pagaba todo con esa meritoria oreja a Luque.La tarde le iba a dejar una sola oportunidad a Miranda en forma de toro enrazado y bravo para que el triguereño firmara con alta intensidad una faena llena de cosas bonitas. Bonitas y vibrantes como ese toreo que le fluye en este momento torero a David.Elogio muletero del onubense con tersura en la muleta para embarcar en series largas y de belleza estética que poco a poco fueron sacando del armario las buenas cosas que tuvo ese segundo de la tarde, sin duda uno de los toros más completos del encierro salmantino, debutante ayer en esta plaza. Un toro que fue a más pero que también lució en manos de Miranda por esa eterna predisposición del torero a dejarse todo ante un toro que le permita el mínimo resquicio. Este lo hizo y el torero remató ese legítimo triunfo de dos orejas con la rotundidad de una estocada a ley antes de que las mulas pasearan en toda la circunferencia del ruedo a este 'Barbanegra' tras el pañuelo azul del palco. La tarde prometía como ya lo había hecho antes, pródiga también de preámbulos ambientales con la rapaz entregando, este año sí, la llave de toriles en condiciones al son que el festejo despertaba lleno de colorido y ambiente al paseíllo de dos alguacilillos con cotas de malla e inmaculadas capas al uso de épocas pasadas ante esa marea de público que le había puesto al tendido una rotunda firma de expectación al llenar la plaza. Toda ambientación era poca para vestir de personalidad esta cita pinzoniana que en su transcurso iba a dejar marcada la consecución de un rabo por parte de Daniel Luque.Suavidad, temple y torería fueron amasando una faena que tuvo tacto de seda en su ejecución. Por la finura de sus hechura; por lo suave de su trazo y por lucir sin aspereza la condición noble, brava y encastada entrega de uno de los mejores toros de la tarde al que Luque le hizo honor con una faena tan limpia como apasionada sin dejarse coger los engaños y rematando con una larga serie de luquesinas. Al de Gerena le vino a ver la diosa Fortuna y el torero se entendió con ella. Con todo efervescente en el tendido el palco le mandó un recado a Luque de que aquello no iba de indulto y entonces todo se remató en esa estocada a ley con la que se rubricaron los máximos trofeos para el diestro y una honrosa vuelta para ese tercero.Algo más tarde, el de Gerena arrancaría una oreja llena de pundonor y oficio a la mole sin clase y aviesas intenciones que el sorteo le había regalado como quinto de la tarde.Si a Luque lo había venido a ver la fortuna a Miranda lo miró mal la morena del cuarto y le largó dos toros sin posibilidades. Al menos con muy pocas, y eso en sí termina siendo una jodienda cuando estas jugándote la honrilla de un mano a mano. Sin ambigüedades, el triguereño se había dejado la piel por hacer que la lidia tomara forma creíble para el tendido dejando mecer el capote sin esconder su cuerpo en el toreo de frente por detrás. Aun había fuelle para que el de Loreto se viniera al trapo y compusiera el conjunto. Después de los rehiletes la prestancia se había desecho como un azucarillo y solo quedaba la intención honesta del torero por sacarle agua a un pozo ayuno de virtudes bravas. Miranda no tiene nada que justificar pero por si algún incrédulo lo duda, se justificó de forma honrada allá en terrenos de tablas.Con el sexto, violento en su embestida Miranda ganó la partida. Con todo por delante, consintiendo todo pero el burel dijo no estar para fiestas y ahí se apagó la banda. Oreja para un acto de pundonor que resumen una faena a la que marcó con esa indudable personalidad que posee.

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