Toros

Romero y Aguilar abren la puerta grande de la plaza de San Roque

  • El madrileño corta tres orejas y el murciano dos ante una corrida de Gavira que en líneas generales se dejó. Javier Conde pasea la oreja del cuarto, un buen toro

GANADERÍA: Toros de Gavira, bien presentados en su conjunto y de juego desigual. Buenos el tercero y cuarto. TOREROS: Javier Conde, de negro y cabos blancos, pitos y oreja; Alfonso Romero, de nazareno y oro, dos orejas y palmas. Sergio Aguilar, de nazareno y oro, dos orejas y dos orejas. Incidencias: Plaza de Toros de San Roque. Un cuarto de entrada en noche agradable.

La corrida de la Feria de San Roque trajo consigo el triunfo rotundo del torero madrileño Sergio Aguilar que cortó cuatro orejas y dio una lección de buen toreo y de oficio. Una tarde en la que Alfonso Romero cuajó una buena faena al segundo de la tarde y al que le cortó las dos orejas. También tocó pelo el malagueño Javier Conde en el cuarto, tras una faena intermitente y con detalles de su peculiar concepto. La corrida de Gavira tuvo presencia y toros que en líneas generales, a excepción del quinto , se dejaron.

Sergio Aguilar demostró que merece un mejor trato entre las empresas. Y lo dejó claro en sus dos toros a los que cuajó con el capote, con verónicas con gusto y remates de torería. Al primero de su lote, un toro bueno, lo recibió con pases por alto en los medios y construyó una faena con pasajes de calidad y temple. Cortó las dos orejas. Similar fue la faena al sexto, un toro que también propició que el madrileño cortara otras dos orejas en una trasteo lleno de detalles y donde demostró de nuevo el gran oficio que atesora este diestro.

Alfonso Romero firmó una faena interesante al segundo, un animal noble de Gavira y al que el torero pegó varias tandas buenas por el derecho. El final por manoletinas pusieron la guinda a una faena inteligente. Paseó las dos orejas. Ante el quinto, Romero nada pudo hacer, el de Gavira resultó complicado y reponía en cada muletazo. Romero fue ovacionado por su voluntad.

Javier Conde paseó la oreja del cuarto, un toro que embestía a ralentí. "Faena rara", así la definió Quiñones el fotógrafo de este periódico. Dejémoslo ahí. Toreo ortodoxo y de zapatillas. Con el primero de la tarde no estuvo muy confiado el malagueño. Abrevió.

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