Historias taurinas
Antonio Bienvenida: a 50 años de una retirada
El último festejo de la feria de Teruel se tornó en luto en su ecuador tras la fatídica muerte del joven torero Víctor Barrio, cogido dramáticamente por el tercer toro de la ganadería de Los Maños, que le metió el pitón por el costado derecho, le alcanzó el corazón y le provocó la muerte casi en el acto.
El espada segoviano, de 29 años, muleteaba molestado por el viento, que le descubrió. Era el primer toro de su lote cuando el animal, de nombre Lorenzo, le arrolló y, una vez en la arena volvió a meterle el pitón por debajo de la axila derecha y apretando su cuerpo contra la arena.
Inmediatamente fue conducido a la enfermería de la plaza, donde, según fuentes presenciales, entró con la mirada perdida y prácticamente sin vida. Los galenos no pudieron nada más que certificar su defunción pocos minutos después.
La noticia corrió como la pólvora; los tendidos, sobrecogidos, no daban crédito a lo que trascendía desde el callejón de la plaza de Teruel, donde abundaron las lágrimas y los abrazos entre los miembros de la cuadrilla del joven Víctor Barrio y los demás compañeros de luces que allí estaban junto a él. Especialmente significativo fue el llanto desconsolado de Morenito de Aranda, apoyado sobre las tablas del callejón.
Tanto trascendió el triste suceso que el director de lidia, Curro Díaz, que se había hecho cargo del toro que mató a Barrio, se encontraba en ese momento en la faena al cuarto toro, hizo un gesto a la presidencia para que finalmente se suspendiera el festejo.
El propio Curro Díaz había estado magnífico con el primer toro del festejo, igual que Barrio hasta el momento trágico. Morenito de Aranda poco pudo hacer con su astado, bruto y sin clase, con el que fue silenciado.
Tanto Díaz como Morenito pasaron momentos después a la enfermería, junto a las cuadrillas, para dar su último adiós al cuerpo sin vida de su compañero, tras lo que volvieron a salir entre lágrimas y sollozos; la tragedia se había vuelto a adueñar de una plaza de toros española después de 25 años.
La muerte de Víctor Barrio es la primera acaecida en España en lo que llevamos de siglo y la primera en la historia de la plaza de toros de Teruel. Las muertes de los toreros Francisco Rivera Paquirri (Pozoblanco, Córdoba, 1984) y José Cubero Yiyo (Colmenar Viejo, Madrid, 1985), así como las de los banderilleros Manolo Montoliú y Ramón Soto Vargas (ambas en Sevilla en 1992), fueron las últimas muertes en ruedos españoles.
El diestro murió por la perforación del pulmón derecho
El parte médico emitido por los servicios médicos de la plaza de toros de Teruel desvela que la muerte de Víctor Barrio, certificada a las 20:25 de ayer, se debió a una "perforación del pulmón derecho, rotura de la aorta torácica con disección posterior hasta hemitórax izquierdo". El parte, que firma la cirujana del coso turolense Ana Cristina Utrillas Martínez, recoge literalmente lo siguiente:
"Certifico la muerte del torero Víctor Barrio Hernanz, a las 20.25 horas, tras sufrir cornada en tórax derecho. Se realizan maniobras de resucitación cardiopulmonar con intubación orotraqueal. Se realiza toracotomía derecha, apreciando perforación del pulmón derecho, rotura de la aorta torácica con disección posterior hasta hemitórax izquierdo", describe el parte de defunción del joven segoviano, de 29 años.
La cirujana del coso explicó en declaraciones a los periodistas en Teruel que, tras la cogida, el diestro entró en parada cardiaca en la enfermería del coso, donde se le practicaron maniobras de reanimación con intubación y se le hizo una traqueotomía de urgencia.
En ese momento, "se apreció que era una cornada mortal", ha afirmado la cirujana, que ha concluido diciendo: "No se ha podido hacer nada".
Barrio estaba inmerso en la faena de muleta al tercer toro de la corrida de hoy en Teruel, de la ganadería de Los Maños, cuando el animal, de nombre "Lorenzo", se le vino al cuerpo, le derribó y, una vez en el suelo, volvió a hacerse por él metiéndole el pitón por debajo de la axila derecha y apretando su cuerpo contra la arena.
Inmediatamente fue conducido a la enfermería de la plaza, donde, según fuentes presenciales, entró con la mirada perdida y prácticamente sin vida. Los galenos no pudieron nada más que certificar su defunción pocos minutos después.
Recio muletero, fue líder en el escalafón novilleril y con cartel en Las Ventas
Víctor Barrio (Grajera, Segovia, 1987-Teruel 2016), torero espigado, se mantuvo aferrado a la profesión gracias a los buenos resultados que obtenía de manera intermitente en la plaza de Las Ventas. Era un torero en el que destacaba su gran valor, que plasmaba con quietud. Recio muletero, llamó la atención de la afición en su etapa novilleril en la que cosechó numerosos triunfos en las plazas españolas. En 2011 cerró la temporada en Madrid (donde actuó cuatro tardes) como líder del escalafón novilleril, con 42 novilladas, cortando una oreja de peso en la Feria de Otoño. Entre otros galardones ganó el de San Isidro y en plazas de primer orden dejó su impronta con notables actuaciones en Bilbao y Santander. Entre otros galardones conquistó el Frascuelo de Plata de Moralzarzal, el Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra, la Espiga de Oro de Calasparra o la Chimenea de Oro de Valdemorillo.
Tomó la alternativa en la monumental madrileña el 8 de abril de 2012, apadrinado por El Fundi y con Juan del Álamo como testigo. Con el cambio de escalafón sufrió un parón, como les sucede a muchos toreros. En Las Ventas toreó por última vez el pasado 29 de mayo, no tuvo suerte ante un lote de Baltasar Ibán.
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