"¿Tan mal he estado esta tarde?"

POLÉMICA

La larga y discontinua carrera de Rafael de Paula estuvo siempre trufada con su peculiar y compleja personalidad y algunas salidas de tono

En el adiós al ojito derecho de Juan Belmonte

Muere a los 85 años Rafael de Paula, el arista gitano de Jerez

Rafael de Paula en la plaza de Las Ventas, el año que apoderó a Morante de la Puebla.
Rafael de Paula en la plaza de Las Ventas, el año que apoderó a Morante de la Puebla.

Vestido de negro y plata y camino de la cárcel, Rafael de Paula abandonó la plaza de toros del Puerto de Santa María un lejano mes de marzo de 1985 después de darle la alternativa a esa promesa que fue Emilio Oliva. Hay quien dice que Rafael, ante el brillo del charol de los tricornios, tiró de flema: “¿Tan mal he estado?”, preguntó. Pero la cosa no estaba para bromas y tampoco andaba por allí un tal García Lorca para incluir el lance en su Romancero Gitano trazando un retablo de guerreras verdes, correajes amarillos, sangre reseca en el ruedo y plata vieja apagada en el húmedo calabozo.

Los civiles se llevaban, codo a codo, al genial artista de Jerez por haber pagado a un fulano que tenía que apiolarse a no sé qué antiguo futbolista del Cádiz que andaba encelado con la mujer del torero. Como el Lute, Paula acabó en el penal del Puerto –entró hecho un pincel y salió fuertemente deprimido- añadiendo un renglón más a una leyenda que se había forjado mucho antes, con un capote mágico en las manos, asombrando a los viejos aficionados de las placitas del Rincón del Sur.

Entre dos guardias civiles se marchó de la plaza de El Puerto, vestido de torero y camino del Penal...

El recuerdo engrandecido de sus tardes más luminosas se ha trufado siempre con las aristas más ásperas de la peculiar personalidad del jerezano. Capaz de deslumbrar la plaza con un arte secreto, trufado de esquinas negras, el torero del jerezano barrio de Santiago también era capaz de abrazar la tiniebla en las tardes más aciagas y hasta de vivir envuelto en la polémica en los últimos tramos de su vida empañando su propia genialidad.

Yo me voy a Jerez de la Frontera, donde se comen las papas enteras” proclamó el torero gitano en aquel célebre acto organizado en Ronda en el que no dejó títere con cabeza: ni la alcaldesa, ni el pintor Humberto Parra;tampoco su propio hijo Jesús, que presentaba un libro en un acto que incluía el homenaje al veteranio torero que, con una toalla blanca enroscada al cuello, esgrimió el cheque que le habían entregado antes de coger la puerta y dejar a los presentes con un palmo de narices.

Aquella salida de tono, de alguna manera, marcó el definitivo declive personal del viejo artista, que se enredaría en otras declaraciones polémicas y hasta se distanciaría de su amigo más fiel, Curro Romero, que acabaría perdonando la incontinencia verbal del jerezano.

Hace cuatro años, en el encuentro Letras en Sevilla organizado por Jesús Vigorra y Arturo Pérez-Reverte en la Fundación Cajasol Rafael de Paula -posiblemente fue su última aparición pública en la ciudad- no iba a tener empacho en proclamar que él había toreado “mejor que Belmonte”, sin abandonar su recurrente toalla al cuello y en medio de una insólita ovación. El moderador de la charla, el poeta Antonio Lucas, no había podido atenerse al guión previsto. Genio y figura...

Morante con Rafael de Paula en una imagen publicada por el apoderado del diestro cigarrero, Pedro Marques.
Morante con Rafael de Paula en una imagen publicada por el apoderado del diestro cigarrero, Pedro Marques. / M.G.

El apoderamiento de Morante: una hermosa e imposible utopía

Los caminos de la bohemia volvieron a rescatar a Rafael de Paula para la primera línea de actualidad en la temporada de 2007. Morante de la Puebla, en uno de sus raptos utópicos, le había escogido como apoderado. Era una hermosa idea, una bella fábula, pero también una realidad imposible. El artista cigarrero le entregó la dirección de su carrera en una temporada idealista en la que nada salió como se había planeado. Morante, desengañado de su propia ilusión, acabaría despidiendo con honores al flamante apoderado y se sumió en una de sus inesperadas retiradas. Posiblemente era demasiado arte junto.

stats