¿Cuál es el pueblo más pequeño de Andalucía?

En esta ocasión, nos vamos a ir hasta Benitagla, Almería, el pueblo más pequeño de Andalucía. Su extensión es de apenas 7 km2 y tiene una densidad de habitantes de 9,43 hab/km2. Pertenece a la comarca Filabres-Alhamilla-Nacimiento y en 2019 contaba con 58 habitantes. Ahora, solo 40. Además, se encuentra a 950 metros sobre el nivel del mar y si queremos ir desde Almería capital, tendremos que recorrer 64 kilómetros.

El año pasado, Benitagla saltaba a los medios de información al ser el único pueblo de Andalucía sin positivos en COVID en enero de 2022, a pesar de la avanzada edad de muchos de sus habitantes. También suele aparecer por anécdotas como el tiempo que tardan en realizar el escrutinio en las elecciones: apenas nueve minutos.

El tiempo se ha detenido en esta localidad almeriense

En esta localidad parece que el tiempo ni pasa ni se le espera. Tranquilidad y sosiego se respiran en todas y cada una de sus calles y casas blancas en un pueblo situado en plena Sierra de Los Filabres. Si quieres desoxigenarte del ruidoso modo de vida de la ciudad, escápate un fin de semana. Te garantizamos que volverás con las pilas renovadas.

Más información curiosa acerca de Benitagla: se trata de uno de los pocos pueblos de España que, atención, no tiene ni un solo bar. Y eso, en España, es toda una proeza. Bueno, quizás podamos hacer una excepción si nos atenemos a su Club de la Tercera Edad.

Benitagla tiene dos monumentos importantes: la iglesia de San Juan, una edificación extremadamente austera, de fachada sencilla y una torre campanario, o la Torre de la Alhabía. Podemos también ir al Mirador de las Eras, con una panorámica muy bella de todo el pueblo, el santuario Monteagud. Asimismo, a 200 metros al este del pueblo, podemos visitar el Castillico, una torre que data de la época nazarí y de la que hoy se conserva la base, de forma rectangular y mampostería, así como dos trozos de muralla. En uno de estos trozos se pueden ver los restos de un torreón pequeño.

Una vez vistos, solo queda el reposo, acercarse a la plaza del pueblo a charlar con algunos de los vecinos y dejarnos llevar por algunas de sus historias. Una oportunidad magnífica para los amantes de las narraciones pasadas.

Las casas de Benitagla no han sufrido modificaciones desde su construcción en el siglo XVI. Todas ellas guardan una similitud especial, fundiéndose como un organismo único y encantador: cuentan con paredes encaladas que brillan de manera resplandeciente al atardecer. En su origen tampoco fue una población demasiado poblada: eran únicamente 60 vecinos, todos ellos moriscos y algún cristiano de avanzada edad.

Si quieres viajar en el tiempo, no dudes en visitar Benitagla. Sosiego, paz y tranquilidad para un fin de semana para dedicártelo a ti mismo, reencontrarte con la naturaleza y, por qué no, hacer amigos para siempre que te cuenten historias de su infancia.