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Sicab 2020 | El Molino

De semilleros a 'arquitectos' para caballos

El 'stand' de El Molino en Sicab 2020.

El 'stand' de El Molino en Sicab 2020. / Antonio Pizarro

"Mi padre comenzó con una semillería, pero como le gustaban mucho los caballos fue poco a poco metiéndose en esto". Así resume Pablo Ortega, el menor de los tres hijos de Francisco, los inicios de El Molino. Una empresa familiar fundada en Coria del Río en 1996 dedicada a las instalaciones hípicas en particular y a todo lo relacionado con el caballo en general. Pablo, junto a sus hermanos Gonzalo y Felipe, han tomado, nunca mejor dicho, las riendas de la compañía, que opera por todo el mundo y cuenta con una treintena de trabajadores. "Nos llegan muchos de encargos de América y ahora estamos mucho por el norte de Europa", explica Pablo.

No obstante, donde todo el mundo conoce a la familia Ortega es en España y, más concretamente, en Andalucía. "Las pistas y los boxes del Sicab los hemos puesto nosotros", añade orgulloso. El Salón Internacional del Caballo, que cumple 30 años de vida, tiene en esta empresa sevillana a uno de sus principales valedores. Algo que se ha confirmado en estos tiempos tan difíciles por la pandemia. "Hemos arrimado el hombro y apostado por Sicab porque es nuestra principal feria", detalla Pablo, que valora positivamente la celebración del evento anual en Fibes. En él tienen un stand en el que se intuye la gran variedad de productos que ofrecen. Desde artículos de guarnicionería hasta la viruta para las camas de los caballos. También los remolques para los animales, que tan utilizados son estos días para el trasiego de caballos en las cuadras del Sicab.

Aunque probablemente lo más llamativo sea su capacidad de diseño y asesoramiento a la hora de construir instalaciones hípicas con todo lujo de detalles. Su catálogo, que en algunas páginas se parece al de un estudio de arquitectura, da algunas ideas de sus proyectos. En ellos, se encargan del proyecto, la dirección y la ejecución de las obras. Un ejemplo lo podrán ver todos los que asistan al Sicab durante esta semana, ya que han sido los autores de las pistas de entrenamiento y competición. Unos rectángulos de 1.625 metros cuadrados en los que se han colocado 1.300 toneladas de arena de sílice mezclada con fibra geotextil. Esta composición hace que el terreno sea uniforme y adecuado para las pruebas de doma clásica, morfología o equitación de trabajo.

Una trabajadora de El Molino junto a los expositores de su 'stand' en Sicab 2020. Una trabajadora de El Molino junto a los expositores de su 'stand' en Sicab 2020.

Una trabajadora de El Molino junto a los expositores de su 'stand' en Sicab 2020. / Antonio Pizarro

La atracción de las competiciones del Sicab esperan que sean alicientes suficientes para que venga el público, limitado a 1.300 invitaciones diarias. "Esto es lo que nos da de comer durante el resto del año", reconoce Pablo refiriéndose al evento ecuestre hispalense. En él están presentes las tres patas del negocio actualmente: la tienda, tienen una en la calle Adriano y otra en Coria del Río; la producción, Sicab es el lugar idóneo para la exhibición de sus productos; y la vertiente comercial, tan importante como la deportiva durante estos días.

Y quieren, si la situación se lo permite, cumplir un cuarto de siglo de actividad expandiéndose por otras zonas de España. El fundador de El Molino, Francisco Ortega, que "sigue al pie del cañón casi a sus 70 años" como comenta su hijo, es testigo del crecimiento que ha tenido, tiene y a buen seguro tendrá esta empresa familiar, sevillana y ecuestre.

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