¿Cómo funcionaba la Casa de la Moneda de Sevilla, el lugar donde se fundían el oro y la plata de las Indias?

La Casa de la Moneda de Sevilla se construyó en el siglo XVI de la mano de Felipe II

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Casa de la Moneda de Sevilla
Casa de la Moneda de Sevilla / turismosevilla.org

En pleno centro de la ciudad, ubicada junto a la actual Puerta de Jerez y entre la Torre del Oro y de la Plata, se encuentra la que fue la Casa de la Moneda de Sevilla, un lugar muy llamativo arquitectónicamente a día de hoy, ya que tiene la apariencia de un recinto privado que, sin embargo, tiene sus calles abiertas al público y en cuyo interior se encuentra la sala de teatro La Fundición.

La Real Casa de la Moneda de Sevilla fue una de las siete cecas principales de Castilla autorizadas por los Reyes Católicos. Las cecas eran los lugares en los que se acuñaban las monedas. Las otras se encontraban en las ciudades de Burgos, Toledo, A Coruña, Cuenca y Segovia.

Hablar de la historia de la Casa de la Moneda de Sevilla no es una tarea fácil debido a la pérdida del archivo, que desapareció durante un incendio que afectó en 1940 al Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares. Sin embargo, sí se conoce que Sevilla alberga una rica tradición histórica como centro de creación monetaria, que se remonta incluso a la Antigüedad y continúa durante la Edad Media.

Los orígenes

La Casa de la Moneda de Sevilla se construyó en el siglo XVI, concretamente en el año 1532, por orden de Felipe II. Allí era el lugar al que iban a parar los metales (oro y plata) provenientes de las Indias. Una vez en las instalaciones de la fábrica, estos se fundían y se convertían en marcos u doblones. Aunque la hispalense era uno de los centros neurálgicos en los que se acuñaban monedas, esta labor también se hacía en las otras cecas repartidas por España e incluso en algunos lugares del continente americano, donde se crearon varias casas de moneda en capitales como Potosí, México, Santa Fe de Bogotá, Lima, Guatemala o Santiago de Chile.

Entre los años 1500 y 1717 llegarían a Sevilla grandes cantidades de estos metales, llegando a emplear a más de 200 obreros en el negocio que se encargaban de alimentar los hornos y tener en funcionamiento la fundición.

La fábrica

De entre todos los trabajadores que formaron parte de la fábrica de monedas había algunos con conocimientos técnicos altamente cualificados. En la cúspide de la escala interna se encontraban el tesorero y el superintendente, mientras que en los puestos más humildes se hallaban los monederos, encargados de los procesos manuales más menudos y que incluía oficios tan característicos como el ensayador, el fundidor, el tallador o el balanzario, además de otros más comunes en otras instituciones, como escribanos, contadores, alguaciles o guardas.

La ceca contaba con algunos espacios propios destinados a la compraventa de oro y plata que protagonizaban hombres de negocios. Los compradores adquirían plata en barras de la que llegaba a Sevilla, tanto a los particulares como al propio rey, y luego la llevaban a acuñar. Por tanto, actuaron como intermediarios comerciales y financieros entre el mercado de metales preciosos y la Casa de la Moneda.

Con el paso del tiempo y a pesar del auge de esta actividad en la ciudad de Sevilla, la ceca comenzó a deteriorarse. Durante la ocupación napoleónica sufrió una especie de traslado provisional al Cádiz de las Cortes y en 1814 regresó a Sevilla, donde continuó funcionando durante varias décadas.

Las cecas provinciales acabarían extinguiéndose tras la introducción de la peseta como nueva referencia del sistema monetario nacional. Sería entonces cuando el edificio en el que se encontraba entonces la fábrica comenzaría a experimentar un proceso de deterioro acelerado.

En 1868, la Fábrica de la Moneda sevillana pierde su función fabril, tras lo cual se dividió en lotes y se vendió a diversos particulares para convertirse en un espacio residencial. A finales del siglo XX se decidió su restauración, quedando un edificio semejante a lo que era en su mejor época, justo cuando se construyó.

Nuevo aspecto de la portada de la Casa de la Moneda.
Nuevo aspecto de la portada de la Casa de la Moneda. / Antonio Pizarro
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