Para muchos se trata de la niña bonita de la Exposición Iberoamericana del 29 y a partir del próximo domingo volverá a vestirse de limpio tras dos años de obras. La Plaza de España se reestrena totalmente reformada y tal cual la concibió su creador, Aníbal González. Una oportunidad más para redescubrir este emblema de Sevilla engalanado para asumir con orgullo sus más de 80 años de vida.

Víctima del paso del tiempo y el vandalismo, importantes han sido las obras acometidas en los últimos dos años. De su rehabilitación integral destacan, entre otras muchas intervenciones, la reposición de las antiguas farolas de cerámica, la demolición de la valla que cerraba la plaza así como el llenado de la ría tras ocho años desecada.

La visita se presenta de obligado cumplimiento. Para los nostálgicos, vuelven los paseos en barca, las tardes al sol sentados en sus numerosos bancos (se han recuperado 22 de ellos) y el admirable recorrido por el repertorio de mosaicos de azulejos que hacen referencia a los mapas de las provincias españolas.

De unos 200 metros de diámetro, la Plaza de España fue la construcción más costosa de la exposición del 29. Su última rehabilitación ha supuesto más de nueve millones de euros.

Realizada en ladrillo visto, con detalles en mármol y cerámica policromada, es representativa de la arquitectura regionalista. Su forma semicircular representa el abrazo de España y sus antiguas colonias que miran hacia el Guadalquivir y su camino hacia América.

Al final de cada brazo, una torre, y resguardando su canal, cuatro puentes, que representan los cuatro reinos antiguos de España.

Convertida en mito, la Plaza de España ha servido a lo largo de su historia de escenario cinematográfico. Escenas de películas como el episodio II de La Guerra de las Galaxias o Lawrence de Arabia fueron rodadas aquí y difundidas internacionalmente.

Motivos los hay y de sobra para formar parte de este escenario, ahora más vivo que nunca, a partir del próximo domingo.