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Leyendas de Sevilla

¿De dónde viene el nombre de la calle Sierpes?

Fachada de la emblemática tienda de El Cronómetro en la  calle Sierpes.

Fachada de la emblemática tienda de El Cronómetro en la calle Sierpes. / Juan Carlos Vázquez

Si paseamos por el centro de Sevilla nos encontramos monumentos de la talla de la Catedral o el Real Alcázar, así como uno de sus barrios más famosos y emblemáticos, el barrio de Santa Cruz. Pero si nos alejamos un poco del casco histórico encontrarnos, también, una de las calles más famosas de toda Sevilla, la calle Sierpes.

La calle Sierpes es de las más famosas de la ciudad, ya que en ella se encontraban los comercios más antiguos y conocidos de la capital. Cuando llega la Semana Santa, la calle Sierpes se convierte en uno de los corazones de la ciudad, pues por ella pasan absolutamente todas las hermandades que realizan su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.

Esta calle tiene unos 350 metros de longitud y conecta la Plaza de San Francisco con la Campana. Tres lugares imprescindibles de la ciudad.

Pero la calle Sierpes no siempre tuvo este nombre, ya que anteriormente era conocida como la calle Espaderos, debido a la gran cantidad de locales que se dedicaban a la venta de espadas. 

¿De dónde viene entonces el nombre de calle Sierpes?

Cuenta una leyenda que, en la ciudad de Sevilla, comenzaron a desaparecer niños que vivían en la antigua calle Espaderos. Por aquel entonces, Don Alfonso de Cárdenas era el regente de la ciudad y fue alertado por los vecinos de los hechos que estaban sucediendo. Tras esta alerta, el regente recibió un mensaje de una persona anónima, indicando que sabía quién era el culpable de estas desapariciones, pero a cambio de esta información quería su libertad.

Cuando Cárdenas anunció que el sujeto tendría la libertad, este reveló su nombre: Melchor de Quintana y Argüeso, un bachiller en letras. Melchor era un fugitivo que había participado en unas revueltas contra el Rey, así que se refugió en las galerías subterráneas del subsuelo de la ciudad y aseguraba que allí se encontraba el culpable de la desaparición de los niños.

Entonces, Melchor llevó a Don Alfonso hasta el culpable, la sorpresa fue cuando se encontraron a una serpiente del tamaño de un basilisco. Tras derrotar al animal, la serpiente fue expuesta en plena calle y los ciudadanos de la época se referían a ella como la calle de la "sierpe", obligando a cambiar el nombre de calle Espaderos por calle Sierpes.

Esta es una de las leyendas más conocidas, aunque también existen otro tipo de teorías. Unos dicen que Luis Montoto atribuía el nombre de la calle a que allí se encontraba la residencia de Don Álvaro Gil de la Sierpe. Sin embargo, hay otros que atribuyen el nombre de la calle Sierpes a una antigua botica que hacía de barbería, ya que la sierpes era un símbolo que utilizaban los desangradores.

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