El antiguo vivero de la Expo 92 de Sevilla, cuyo objetivo primordial fue el de suministrar toda la vegetación del recinto donde se celebró este acontecimiento, está situado en la parte posterior del Cortijo del Alamillo, en la zona norte del parque. Una vez finalizada la Exposición del 92, las plantas sobrantes fueron conservadas en este espacio, el cual ha sido objeto en los últimos años de una serie de actuaciones: construcción de refugios de fauna; aclareo de parcelas para permitir que las especies dispongan de más espacio para su crecimiento; construcción de un invernadero. Los ciudadanos han podido disfrutar de este espacio en distintos momentos a lo largo de estos años. Desde el pasado 18 de octubre, se han reanudado las visitas gratuitas. Un servicio que permanecerá activo todos los domingos hasta el 29 de noviembre.

Atendido, como es habitual, por personal de la empresa Imagina Educación y Ocio SL, las visitas se inician en la puerta del vivero y no es necesario reservar plaza, ya que se organizarán los grupos por orden de llegada.

La organización ha dispuesto cuatro recorridos diarios, con los siguientes horarios y contenidos. A las 12:00, acompañados por el tren de paseo, Contenidos Generales; a las 13:00, Recorrido Botánico; a las 14:00, Recorrido Interpretativo, y a las 15:00, Recorrido Paisajístico.

Refugios para la fauna, una valiosa colección botánica, un invernadero con especies muy valiosas y un futuro centro de interpretación del Parque del Alamillo. Éste es el fruto del proceso de transformación que se inició a comienzos del año 2007 en el antiguo vivero de la Exposición Universal. Estas actuaciones tienen como referente el estudio elaborado por el grupo de investigación Geconat del Departamento de Ecología de la Universidad de Sevilla, bajo la dirección del catedrático Enrique Figueroa, y se han realizado para garantizar la gran biodiversidad del Parque del Alamillo, y también para ampliar la oferta de servicios del recinto.

El Vivero es una reserva natural en el corazón del Parque del Alamillo. Constituye un refugio para la fauna que habita en él (erizos, lagartos, perdices o conejos, entre otros), además de poseer una admirable colección botánica, incluido un invernadero con especies muy valiosas, e importantes obras artísticas realizadas con material reciclado. Los que opten por la primera de las rutas en tren neumático turístico recorrerán el enclave mientras escuchan una guía interpretativa de lo que se irá viendo. Ideal para una escapada en familia y que los más pequeños disfruten de la naturaleza a la vez que se divierten.

El Recorrido Botánico se realiza a pie y está centrado en conocer la gran diversidad botánica de este espacio, mostrando algunas de las especies más representativas que se pueden encontrar en él. Desde especies autóctonas y características de nuestro ecosistema, como el algarrobo o el álamo blanco, hasta otras foráneas que se han ido incorporando a nuestro entorno, como el ombú o una especie milenaria como el ginkgo biloba. Se darán a conocer los distintos tipos de hojas y los diferentes elementos característicos de árboles y arbustos que pueblan el vivero, las estrategias de estas especies para adaptarse al medio, curiosidades e historias relacionadas con ellas.

El Recorrido Interpretativo se trata de un paseo guiado en el que se descubrirán las diferentes especies vegetales que se encuentran en el lugar, además de adentrarse en la historia de este espacio y en sus características singulares. Igualmente se exponen la calidad paisajística y la diversidad botánica de espacios como el Jardín del Mundo, la Zona de Bécquer o el Invernadero, con sus especies exóticas y la escultura del Hombre-árbol.

Una de las claves de la belleza del vivero es su calidad paisajística. La última de las rutas se centra en la perfección visual del entorno, destacando, no sólo su belleza física, sino también su carga simbólica, histórica y natural. Se desvela cómo se han incorporado obras artísticas realizadas principalmente con materiales reutilizados de la antigua Expo'92. Un recorrido recomendable de disfrutar en más de una ocasión a lo largo del año para admirar los cambios paisajísticos que se producen de una estación a otra.