El pueblo de Sevilla de origen prehistórico que está custodiado por un dragón

La provincia de Sevilla esconde multitud de lugares con un pasado espectacular que ha estado protagonizado por multitud de pueblos y que han conformado, a día de hoy, la identidad de estos lugares en los que la cultura, la gastronomía, las tradiciones e incluso el paisaje lo han convertido en sitios inigualables.

A apenas 20 minutos en coche desde Sevilla (17 kilómetros) se encuentra una de las localidades más famosas de la provincia por varios motivos: su tradición panadera, su riqueza histórica y su impresionante paisaje. Se trata del municipio de Alcalá de Guadaíra, un lugar cercano a la capital que se ha convertido en zona de paso tanto de sevillanos y sevillanas como de visitantes, que se desplazan unos kilóemtros atraídos por algunos de sus restaurantes y cafeterías, sus rutas en la naturaleza o sus monumentos.

Los orígenes

Los orígenes de Alcalá de Guadaíra se encuentran en la Prehistoria. Su estratégica ubicación y las características privilegiadas de su entorno facilitaron la existencia de asentamientos humanos desde esta época. Sin embargo, no sería hasta el siglo XIII, concretamente hasta el año 1247, cuando la presencia humana en esta zona no se daría de forma continuada, lo que dio lugar a la actual villa.

Fue durante la etapa almohade cuando la actual Alcalá de Guadaíra experimentó un mayor desarrollo, con construcciones como el castillo que hoy es protagonista de la localidad, los molinos harineros e incluso su nombre, Qalat Chabir, que significa «la fortaleza del río del abasto».

La presencia de estos molinos harineros permitiría al municipio abastecer de pan, durante siglos, a buena parte de los pueblos de alrededor, de ahí que sea un lugar que tradicionalmente se haya asociado a esta actividad. En la actualidad el pan artesano de Alcalá sigue siendo uno de los productos más característicos de la zona.

Un dragón, un castillo y mucha historia

La amplia historia asociada a esta tierra ha traído consigo la construcción de numerosos monumentos y edificios de suma importancia, entre los que destacan el castillo de Alcalá de Guadaíra, construído entre los siglos XI y XII, o el Yacimiento de El Gandul. Este último es un conjunto conformado por el castillo de Marchenilla, declarado Bien de Interés Cultural, el palacio de Gandul y la Necrópolis. Junto a ellos no tienen menor importancia los molinos harineros que se localizan en los alrededores del municipio y que dan cabida a la Ruta de los Molinos, una de las más populares en toda la provincia y que discurre a lo largo del paraje Monumento Natural Riberas del Guadaíra.

Hace apenas unos años tenía lugar el levantamiento del Guardían del Castillo o Puente del Dragón, asociado a una leyenda que se remonta al tiempo de los almohades, cuando el rey moro le regaló a su hijo pequeño un huevo de dragón, que el niño cuidó en una cueva bajo el Castillo. Habiendo nacido ya el dragón, sería este quien acabaría protegiendo el castillo de unos bandidos que quemaron su puente de acceso para saquearlo. Según cuenta esta historia, el propio dragón haría de puente para que la comitiva real pudiera cruzar de nuevo hasta el castillo. De esta leyenda surgió la iniciativa de construir un puente con forma de dragón que hoy custodia la ciudad de Alcalá de Guadaíra.

Más allá de estas construcciones, Alcalá es especialmente conocida por su vinculación con el flamenco, que es parte de la historia del pueblo, por sus iglesias y por su pasado industrial panadero. En cuanto a su gastronomía, en esta localidad de la Campiña sevillana predominan los guisos, los arroces y los potajes caseros. Respecto a los dulces, todo lugareño aconseja no irse del municipio sin probar las bizcotelas, las angüelas y las tortas de Alcalá, además de los dulces del Convento de Santa Clara.