Ni un "riojita", ni un "riberita": Marqués del Atrio y Vilano
Vinos
La bodega navarra y la burgalesa se abren paso en los restaurantes sevillanos con sus propuestas distintas, frescas y audaces
El consumo de vino se recupera en España en 2024

Sevilla/Junto con los Riojas y los Riberas del Duero reconocidísimos y consolidados en las cartas de restaurantes y lineales de los supermercados, siempre se dejan caer por el sur nuevas propuestas frescas, que no superficiales, que hablan del espíritu inquieto que también pervive en dos de las grandes Denominaciones de Origen del mapa vitivinícola español.
Una de ellas, Marqués del Atrio, viene de Mendavia, en pleno corazón riojano. Allí la cuarta y la quinta generación de la familia Rivero cuida la viña, vinifica, cría y embotella bajo "una nueva interpretación", como ellos mismos pregonan. En 2024, bajo la presidencia de Jesús Rivero, la bodega cumplió 125 años haciendo vino. Y ahora sus hijos, Manuel y Jorge, se dejan guiar por su talante auraz y rebelde para impulsar nuevas propuestas que llegan a la oferta sevillana: "Vinos del siglo XXI con tradiciones del siglo XIX".
En la casa gustan de decir que sus nuevos vinos son "insólitos" y que van dirigidos "a personas que buscan descubrir nuevas experiencias, gustará más o menos, pero no somos uno más", describe Eugeni Brotons, consultor estratégico de marketing del Grupo Marqués del Atrio, que engloba también otras marcas como Faustino Rivero Ulecia o Valderivero.
Mendavia se enclava en Navarra, pero dentro de la DO Rioja. En una encrucijada entre Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental, que es donde radica. "Es un 'terroir' privilegiado, con viñedos de las tres áreas a nuestro alcance, lo que nos surte de lo mejor de las tres zonas. Queremos poner en el mapa a la Rioja Oriental, si todas las bodegas vienen a ella a comprar uva, por algo será", revela Eugeni.
La mente que ha ideado estos vinos modernos y rompedores es el chileno Rodrigo Espinosa, quien se embarcó en la aventura en 2007. En América hay menos ataduras ancestrales para experimentar y ser receptivos a las nuevas tendencias.
Los vinos de Marqués del Atrio se crían en barricas que se rejuvenecen constantemente y de roble francés, menos poroso que el americano y que permite una crianza más reposada y elegante. "Las uvas pasan muy poco tiempo en la bodega antes de ser prensadas y se refleja en la marcada frescura del vino". Y para abundar en esa línea de frescura y fruta, un eje lo da la particularidad de la uva graciano. Habitualmente se usa en un porcentaje muy reducido para redondear el tempranillo y darle esa acidez para una mejor guarda. Pero Espinosa va más allá e incluso uno de sus tintos es monovarietal de graciano.
A dos horas y media en coche de la navarra (y riojana) Mendavia se encuentra Pedrosa de Duero. El sur de Burgos es terreno pobre y pedregoso, propicio para cepas que dan concentradas uvas de la variedad tinta fina. Allí, desde 1957 trabaja Bodegas Vilano. Va por la tercera generación y comparte con Marqués del Atrio un espíritu moderno, abierto a los nuevos tiempos, desde la enorme ventaja de contar con cepas centenarias. Las últimas técnicas han embotellado un vino, Vilano Black 2022, que acaba de recibir 91 puntos en la prestigiosa revista Wine Spectator. Fruta negra, toques balsámicos y madera sutil, bien ensamblada para redondear esos aromas terciarios. Un vino que está siendo muy bien acogido en restaurantes, pero también en los lineales de los supermercados y tiendas especializadas por su ajustado precio (10,90 euros en su tienda oficial).
Su hermano más joven, Vilano Roble 2023 (8,70 euros), ofrece en la copa un perfil más frutal y fresco, propio de su corta edad, con una acidez que sugiere evolución con el tiempo.
En un segmento superior se encuentra otra propuesta que acaba de recibir un reconocimiento internacional, Vilano 57, un coupage de tinta fina, cabernet sauvignon y merlot que la bodega saca para celebrar el año de fundación. Su delicadeza y profundidad ha recibido 94 puntos del experto californiano Miquel Hudin, referencia en el mundo de los críticos, especializado en las regiones vitivinícolas de España, los Balcanes y el Cáucaso, y juez habitual en los Premios Decanter.
Otro conocidísimo crítico norteamericano, James Suckling, otorgó 93 puntos al vino La Baraja y 92 a Vilano y a Terra Incógnita.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Clínicas Beiman