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Rutas de senderismo

Camino de Santiago | Vía Arán-Pirineos, etapa 6: Refugio de Conangles-Vilaller

Las vistas de esta etapa son impresionantes.

Las vistas de esta etapa son impresionantes. / Emilio J. de los Santos

Jornada en descenso constante durante 19,3 kilómetros. Una vez pasado el eje más elevado de los Pirineos, nuestro camino pierde altura por el Valle de Barrabés. A los pocos metros de la salida, nos despedimos de las tierras aranesas para alternar entre la Alta Ribagorza leridana y la Ribagorza oscense. La etapa es preciosa y variada, discurriendo una buena parte de la misma a los pies del Monte Aneto.

El punto de partida es el Refugio de Conangles. Desde su puerta, a mano derecha, arranca el GR-17, compartiendo de momento el trazado del GR-11. Por bosque, caminamos por un sendero bastante cómodo. A unos 900 metros del inicio de la etapa, nos separamos de este carril y salimos a un claro. Seguimos muy de cerca la orilla del río Noguera Ribagorzana. Al poco, alcanzamos un pedregal con un arroyo bajando: es el Barranco de Besiberri. Lo cruzamos.

Río Noguera Ribagorzana. Río Noguera Ribagorzana.

Río Noguera Ribagorzana. / Emilio J. de los Santos

El recorrido nos sigue llevando muy cerca del Noguera Ribagorzana mientras bordeamos el bosque que hay a nuestra izquierda. Andado un kilómetro, veremos un puente (Pont de L'Espitalet) a la derecha que conecta con la N-230. Lo ignoramos y continuamos derecho. En este punto nos despedimos del GR-11. 

El Embalse de Baserca con el Aneto al fondo. El Embalse de Baserca con el Aneto al fondo.

El Embalse de Baserca con el Aneto al fondo. / Emilio J. de los Santos

El camino se vuelve muy llano en esta parte. Si miramos entre los árboles a nuestra derecha, veremos que estamos junto al Embalse de Baserca. Acompañaremos su orilla unos dos kilómetros con precaución en varios pasos de agua sobre unas tablas muy improvisadas. Después, empezaremos a subir varios repechos hasta colocarnos justo en la pared de la presa. Desde aquí, podremos admirar la imponente panorámica de todo este valle. La montaña más alta que está en la orilla opuesta es el monte Aneto, que con sus 3.404 metros de alto es el techo de los Pirineos.

Hay que cruzar algunos arroyos por tablas más o menos improvisadas. Hay que cruzar algunos arroyos por tablas más o menos improvisadas.

Hay que cruzar algunos arroyos por tablas más o menos improvisadas. / Emilio J. de los Santos

El próximo tramo tiene una pendiente en bajada considerable. Perdemos unos 150 metros de altura en apenas un kilómetro. Se suavizará la inclinación cuando pisemos el asfalto de la Pista de Baserca. De todas formas, la señalización nos hace atravesarla perpendicular mientras el carril describe dos amplias horquillas. Llegamos al fondo del valle para retomar la pista asfaltada nuevamente, en dirección a la central hidroeléctrica de Moralets, que veremos más adelante. 

Abajo del todo vemos la Central Eléctrica de Moralets. Abajo del todo vemos la Central Eléctrica de Moralets.

Abajo del todo vemos la Central Eléctrica de Moralets. / Emilio J. de los Santos

Salimos de la pista antes de llegar al siguiente puente. Sin cruzar el río, alcanzamos a una zona de praderas muy bonita. Serpenteamos un poco por este tramo hasta acabar desembocando en una carretera local estrecha. Con ella, llegamos a Senet de Barrabés, primera localidad de la jornada.

Salimos de Senet por un camino empedrado. Salimos de Senet por un camino empedrado.

Salimos de Senet por un camino empedrado. / Emilio J. de los Santos

Atravesamos este pequeño pueblo con casas de piedra siguiendo la calle Lloc Senet hasta entrar en la Plaza Mayor. Justo aquí, doblamos a la derecha y tomamos la bajada hasta dejar atrás las casas y acceder a un camino empedrado entre setos y árboles. Tras unos 600 metros, conectamos con una pista forestal más ancha, por ella vadeamos el Barranco de Runada.

La Cascada del Salto. La Cascada del Salto.

La Cascada del Salto. / Emilio J. de los Santos

El sendero se adentra en una zona conocida como Comptaders. Aquí hay un par de rampas en descenso bastante inclinadas, lo cual, unido a un terreno de tierra más resbaladizo, nos obliga a tener cuidado. Así nos encontraremos con el Barranco del Salto. A unos pasos del camino hay un mirador desde el que admirar la cascada de agua que cae desde gran altura a un manantial.

El recorrido continúa bajando mientras entra y sale de Cataluña. Vamos siguiendo el límite autonómico con  Aragón todo el rato. A un kilómetro del Mirador del Salto, dejamos atrás el bosque para ir por una zona mucho más plana: son las praderas de Les LlenassesVamos a avanzar por este paraje durante una hora aproximadamente. Nuestro objetivo es el Puente de Casa de Cierco, el segundo que veremos sobre el río a nuestra derecha, a unos 4 kilómetros desde que pisamos la llanura.

Casa de Forcat. El contraste de la piedra y las coloridas flores llamará nuestra atención. Casa de Forcat. El contraste de la piedra y las coloridas flores llamará nuestra atención.

Casa de Forcat. El contraste de la piedra y las coloridas flores llamará nuestra atención. / Emilio J. de los Santos

En la otra margen, caminaremos un rato por Aragón. Atravesamos la N-230 para entrar en la aldea de Forcat. Lo más interesante de ella es la Iglesia de Santa Eulalia. Acabada la breve visita, volvemos al arcén de la carretera hasta el primer desvío a la derecha. Las marcas nos llevan por el lateral de la Central Eléctrica de Bono. Pasamos bajo unas grandes tuberías en su parte trasera. A continuación, tomamos una carretera local que serpentea por la ladera de la montaña. Desde aquí, podemos ver ya al fondo nuestra meta.

La Ermita de San Martín, a las afueras de Viñal. La Ermita de San Martín, a las afueras de Viñal.

La Ermita de San Martín, a las afueras de Viñal. / Emilio J. de los Santos

Antes tenemos que atravesar Viñal. A la afueras de esta minúscula población, está la bonita ermita de San Martín, de estilo románico. Retomamos el descenso por la carretera.

A poco más de un kilómetro, accedemos a Ginaste, otra aldea. Dejamos la carretera en la plaza con el suelo de cemento. Enfilamos la calle Rocanasos (la que baja) hasta dejar todas las casas atrás. Estamos a un par de kilómetros del fin de la etapa.

Curiosas pinturas en los almacenes agrícolas próximos a Vilaller. Curiosas pinturas en los almacenes agrícolas próximos a Vilaller.

Curiosas pinturas en los almacenes agrícolas próximos a Vilaller. / Emilio J. de los Santos

Volvemos a entrar en Cataluña por un carril de tierra que progresa entre la orilla del río y la linde de un bosque. Terminamos accediendo a una zona que parece un parque. Se trata de los terrenos del Monasterio de Madre de Dios de Riupedrás. Villaller está a sólo 10 minutos.

Llegamos a Vilaller cruzando el puente de hierro. Llegamos a Vilaller cruzando el puente de hierro.

Llegamos a Vilaller cruzando el puente de hierro. / Emilio J. de los Santos

Para entrar en la localidad que pone fin a esta etapa, hay que tomar el puente de hierro. El municipio vilallerense apenas tiene 600 habitantes, pero ofrece todos los servicios, concentrados la mayoría en la zona próxima a la N-230. Por supuesto, merece la pena pasear por su casco antiguo, con calles medievales muy bien conservadas y unos miradores preciosos al valle que hemos ido recorriendo esta jornada. La iglesia mayor es la de San Clemente, de estilo barroco. También es interesante acercarse al río y ver los restos de su puente gótico.

Vistas del valle desde el punto más elevado de Vilaller. Vistas del valle desde el punto más elevado de Vilaller.

Vistas del valle desde el punto más elevado de Vilaller. / Emilio J. de los Santos

Villaller será la última localidad catalana donde paremos. En la próxima etapa, nos internaremos en tierras oscenses mientras recorremos ondulados cerros en un constante sube y baja.

Perfil de la etapa 6 de la Vía Arán-Pirineos Perfil de la etapa 6 de la Vía Arán-Pirineos

Perfil de la etapa 6 de la Vía Arán-Pirineos

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