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La última victoria del Castillo de Sancti Petri

PATRIMONIO

La emblemática fortaleza abrió ayer sus puertas al público tras casi un siglo de abandono y dos años de rehabilitación.

La última victoria del Castillo de Sancti Petri
Arturo Rivera /San Fernando

09 de agosto 2011 - 01:00

La silueta que dibuja el Castillo de Sancti Petri en el horizonte, sobre un mar de verano y un cielo completamente azul de fondo, es la misma de siempre: su torreón, sus baterías defensivas, sus almenas, la espuma del mar que rompe entre las rocas de piedra ostionera... Sólo el radiante blanco que muestran orgullosas sus paredes denota el cambio que se ha producido recientemente.

La emblemática imagen -todo un icono de la Bahía- es rápidamente conocida por isleños, chiclaneros, gaditanos... El habitante de la zona se identifica con ella. Algunos aún recuerdan la última vez -hace años, antes de que la ruina se apoderara del monumento- que pusieron sus pies en esta histórica fortaleza rodeada de leyenda. Un baluarte que ha estado siempre al alcance de la mano pero que también ha sido un auténtico desconocido para muchos.

Por eso, la ocasión tenía mucho de histórica. El Castillo, tras casi un siglo de abandono, abría sus puertas al público y recibía sus primeras visitas tras la importante rehabilitación a la que ha sido sometido durante los últimos dos años. Y el resultado de la intervención sorprendía a aquellos que conocían de antes el lamentable estado del baluarte. Por dentro, todo ha cambiado radicalmente. La ruina, los escombros, los muros derruidos y las cubiertas desvencijadas han dejado paso a un nuevo esplendor tras la intervención que Costas ha llevado a cabo desde 2009 y que ha costado 4,6 millones de euros. Las fotografías que exhiben los paneles colocados en las remozadas salas del Castillo dan buena cuenta del trabajo desarrollado, de un antes y un después claramente diferenciados. Por eso, al visitante que sabía del olvido y del lamentable estado del Castillo, el aspecto que muestra ahora la fortaleza no deja de impresionarle a cada paso que da mientras recorre un baluarte defensivo que roza lo mitológico cuando se confunde con el templo de Melkart al que rendían culto los primeros habitantes de la Bahía.

El primer sábado del mes de agosto, fue el primer día en el que el Castillo de Sancti Petri, tras la restauración a la que ha sido sometido, empezó a recibir visitas guiadas a su interior desde los muelles de Sancti Petri, en Chiclana, y de Gallineras, en San Fernando.

La concesión que provisionalmente ha adjudicado Medio Ambiente a las empresas Loggia Gestión del Patrimonio Cultural y Novojet empezó a funcionar y el Castillo, por decirlo así, abrió de nuevo sus puertas a los suyos, a su gente de siempre, aquella que tan cerca lo tiene, pero también a los numerosos turistas que en estos días se acercan a las distintas localidades de la Bahía para disfrutar de su sol y de sus playas.

La inauguración oficial de esta nueva ruta turística -toda una oportunidad para el verano- no se producirá hasta el próximo viernes, cuando la delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, visite la conocida fortaleza. El Castillo, sin embargo, ya puede ser visitado en estos días. Y las rutas guiadas desde Sancti Petri y Gallineras funcionarán durante toda la semana. Eso sí, las exposiciones que se mostrarán en sus salas interiores -sobre pintura, fotografía, escultura vanguardista- aún no se han instalado. Lo harán en los próximos días con el firme propósito de dar un barniz cultural al antiguo baluarte militar, habitado hasta principios del siglo XX.

También, de hecho, las empresas que se han hecho con la concesión de manera provisional plantean para las próximas semanas la posibilidad de desarrollar actividades culturales -conciertos y eventos similares- siempre para un reducido público, de forma que el impacto que sufra el Castillo tras su recuperación sea mínimo.

Pero todo eso será el contenido que, en esta ocasión, tendrá un protagonismo muchísimo menor que el continente, el Castillo rehabilitado en sí: sus salas remozadas, sus patios rescatados, sus almenas, su mirador al mar, su leyenda y su historia, que lo convierten sin lugar a dudas en un recurso turístico cultural de primer orden que puede dar mucho de sí, que tiene un gran potencial y que, ahora, resulta completamente nuevo para todos. Un atractivo más.

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