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Más de cien años de vida familiar en plena forma

  • Reto al paso del tiempo. Ángeles Herrera Huerta vive en Mairena del Alcor con su hijo José, tiene 106 años de edad, sigue la dieta mediterránea y bebe refrescos todos los días.

Dice una canción de Alejandro Sanz que vivir es lo más peligroso que tiene la vida. Que se lo digan a Ángeles Herrera Huerta que, a sus 106 años de edad, sigue levantándose todas las mañanas para tomarse su vaso de leche con galletas y bizcochos y dar los buenos días a un mundo que, en más de 100 años de azotes, alegrías, recortes, celebraciones y decepciones, mira asombrado a una mujer que se mantiene en pie, casi sin achaques, desde su balcón de Mairena del Alcor.

Ángeles Herrera nació en un pueblo de Málaga, Teba, en 1907, era la menor de nueve hermanos y llegó a la localidad mairenera en 1962 desde La Rinconada, donde estuvo trabajando en el campo. Es madre de cinco hijos y vive con uno de ellos, José Anaya, su mujer Carmen, y sus nietos Noelia y Francisco, en el barrio de El Cruce.

La mujer más longeva del lugar fue una privilegiada para la época, ya que pudo estudiar, por lo que sabe leer y escribir perfectamente. Cuando cumplió los 18 años de edad, Ángeles se trasladó desde Teba, donde hacía vino en las viñas de su padre, hasta La Rinconada, donde tenía a dos de sus hermanos. "El resto de mis tíos se fueron a Barcelona y llevamos años sin tener contacto con ellos", admite José Anaya. Su hija Noelia, nieta de Ángeles, amplía la información: "Conoció a Natalio y se casó con él, quedándose a vivir en el cortijo donde mi abuelo trabajaba, en el campo". Natalio cuidaba de las vacas y hacía labores agrícolas mientras Ángeles dio a luz a sus dos primeros hijos. Justo después, su marido fue llamado a filas para la Guerra Civil. "Cuando vino el movimiento al cortijo, no llegaron a entrar por cara del dueño y no lo pudieron saquear", recuerda Ángeles, que se ha ganado su fama de hogareña a pulso: hace cuatro años que no sale de su casa, por lo que no tiene mucha vida social. "No fue a la boda de sus propios hijos. Los arregló, pero no se movió de casa", confiesa Noelia Anaya. Siempre que se encuentra un caso de persona que sobrepasa las dos cifras de edad, uno piensa en cuál es el secreto, en desvelar el jeroglífico para aferrarse a la vida lo máximo posible. Siguiendo el ejemplo de la señora Herrera, habrá que pensar en dejar las hamburguesas, pero no los refrescos de cola: "Le gusta la comida mediterránea, pero también le encanta la Coca-Cola. Almuerza todos los días con Coca-Cola y también suele tomarse otro vasito por las tardes, acompañado de un dulce. La abuela no padece de nada. Por la noche, caldo de puchero o café migado con pan". Corroborado. Ángeles tiene una salud de hierro, aunque este año se ha deteriorado un poco por la sordera.

Vivió una Guerra Civil, así que unos escalones no son nada para ella. La familia Anaya Herrera vive en una primera planta y, aunque hace cuatro años que Ángeles no baja, cuando tenía que salir tenía siempre la ayuda de sus nietos, de su hijo y de su nuera Carmen, que la agarraban con fuerza para descender por cada peldaño. Una superación de obstáculos continua la vida de esta mujer, que todavía pide el hilo y la aguja cuando ve algún botón suelto. "Cosí mucho a lo largo de muchos años. Yo le hacía la ropa a todos mis hijos", rememora la anciana más venerable de la provincia de Sevilla.

Siempre se le presupone a las personas mayores un conocimiento profuso del refranero español, pero hasta en eso es diferente doña Ángeles. "Ella no tiene frases típicas de abuela. Es muy callada y reservada. Eso sí, cuenta muchas cosas de su infancia", revela Noelia. Como cuando iba sola a Sevilla con la cartilla de racionamiento en burro. Harta de ese molesto y largo desplazamiento, se le ocurrió darle una moneda al del correo para que la llevara y la trajera a Sevilla en su camión.

Hace poco el Ayuntamiento de Mairena del Alcor le rindió un sentido homenaje y Ángeles se sintió muy agradecida por el ramo de flores recibido rodeada de los suyos.

Ésta es la vida de una mujer que se asoma al balcón todos los días para que el sol le ilumine la cara a través de los cristales como el mejor premio posible, el de las pequeñas cosas. Esperando así la llegada del 2 de junio de 2014, fecha de su 107 cumpleaños. Ése, sin duda, será un gran día, el del triunfo de una luchadora que sacó a cinco hijos adelante con su amado Natalio. Será un día muy soleado.

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