Vía Crucis de la Fe

El Vía Crucis deriva en polémica

  • La Hermandad de Torreblanca llegó a poner el paso en la calle, pese a que desde el Arzobispado no se autorizó. La negativa de varias hermandades frustró los traslados.

Dice el refrán que lo que mal empieza mal acaba y todo lo que este domingo aconteció en torno a los traslados de los pasos que debían participar en el Vía Crucis de la Fe responde a esa contundente afirmación. La incertidumbre sobre si los pasos presidirían el vía crucis se mantuvo hasta el último momento, pese a que todo se debía haber zanjado mucho antes. ¿O acaso no se había acordado que si una hermandad decidía no salir el resto tampoco lo haría? No fue sólo una la que declinó llevar su paso en vista de los pronósticos inciertos. Hubo hasta cinco noes. Tras varios anuncios, con marcha atrás, por sacar el misterio a la calle para que el público lo pudiera contemplar, la mañana terminó con el paso de misterio de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca a las puertas de Santa Marina, después de que Arzobispado no les dejara presidir el vía crucis en solitario como habían solicitado al Consejo. 

Fue Manuel Soria Campos quien finalmente tomó una decisión que tenía que haber llegado mucho antes. Fue el propio arzobispo, según reveló el vicepresidente del Consejo, Manuel Nieto, quien descargó toda la responsabilidad en su delegado para asuntos cofradieros. Soria se remitió al acuerdo de que si una no salía, el resto tampoco lo haría. El Consejo se lo hizo saber, por medio del delegado de vísperas, José Manuel Rodríguez, al hermano mayor de Torreblanca, Luis Miguel González; que se lo trasladó a sus hermanos en Santa Marina. Para esa hora, las redes sociales, principalmente Twitter, echaban humo sobre todo lo que estaba pasando. Un espectáculo que la mayoría tildaba de lamentable, como poco. Incluso se crearon etiquetas pidiendo la dimisión del Consejo por todo lo acontecido y por la imagen que estaban transmitiendo las cofradías de Sevilla al mundo. 

El gran acto piadoso con el que las hermandades de Sevilla iban a celebrar el Año de la Fe se había convertido en un sainete en el que los hermanos mayores que habían anunciado que sacarían los pasos, aunque fuera a la puerta, daban marcha atrás tras la reprimenda del Arzobispado. Desde el Consejo afirmaban que no tenían conocimiento de estas intenciones y, tras difundirse por las redes sociales que las Siete Palabras quería llevar el paso hasta la Plaza del Museo, tuvo que salir el hermano mayor a desmentir que eso se hubiera planteado en algún momento. 

Probablemente la culpa del desaguisado haya que repartirla entre todos. En primer lugar, los hermanos mayores, que pese a haber un acuerdo tácito de que o salían todas o ninguna se empeñaron en forzar una situación que no conducía a ningún sitio y de la que luego se lamentó Asenjo. Hay que entender las ganas y la ilusión de los hermanos de Torreblanca, pero desde que se llegó a ese acuerdo cualquier otra opción debería haberse descartado de antemano. El Arzobispado, por medio del delegado diocesano, Manuel Soria, dejó bien claro desde el primer momento que había que ceñirse al guión establecido: o todos o ninguno. Es cierto que el Consejo no puede decidir si una hermandad sale o no. Es el cabildo de oficiales el único que lo puede hacer, pero sí debería haber trasladado con más contundencia la postura del Arzobispado, máxime cuando la organización era responsabilidad suya, y no tendría que haber dejado que en ningún momento se llegara a una situación demasiado incómoda para todas las partes. 

El guión de esta película, que podría haber sido firmado por el propio Berlanga, comenzó a las diez de la mañana. A esa hora estaban citados en la sede del Consejo los 16 hermanos mayores y los consejeros para conocer de primera mano los pronósticos del tiempo. Juan de Dios Soriano, meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología, explicó cuál era la situación. "Les he dicho que hay una probabilidad alta de lluvia pero que serán débiles. Hay riesgo todo el día, aunque más localizado a mediodía y por la noche", resumió a este periódico. 

Con el parte bajo el brazo, se marcharon los hermanos mayores a sus templos donde tenían convocados los pertinentes cabildos de oficiales para decidir si trasladaban los pasos. A esa hora, el hermano mayor de Torreblanca, Luis Miguel González, se mostraba optimista y positivo, aunque advertía que la situación era la que era. El presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, hacía un llamamiento a la valentía, aunque también era consciente de lo difícil del empeño: "Yo no sabría qué hacer en el lugar de los hermanos mayores. Es una responsabilidad tremenda, pero es un año y una ocasión especial y quizás hubiera que tomar los riesgos que en otras situaciones no tomaríamos". Bourrellier también advertía que para que se trasladaran los pasos debía haber unanimidad: "Si una dijera que no ya quedaría todo suspendido". Luego pasó lo que pasó. 

Poco a poco fueron llegando noticias de las hermandades. Montserrat y el Cachorro fueron de las primeras que dijeron que no saldrían. En este momento, tal y como estaba acordado, y el padre Soria se encargó de recordar en la reunión de las diez, se tendría que haber puesto punto final al debate. No obstante, Montesión anunció en su cuenta de Twitter que el cabildo había aprobado el traslado. Había muchas ganas de salir en la Plaza de los Carros después de las dos últimas frustraciones. Cuando se conocieron las negativas, Torreblanca solicitó al Consejo presidir en solitario el vía crucis. Era una oportunidad histórica que no podía desperdiciar. La petición se trasladó al Arzobispado, que volvió a remitir al acuerdo entre las hermandades: o todas o ninguna. Se activaba el plan B como estaba previsto. 

En Santa Marina, el hermano mayor se dirigió a sus hermanos para comunicar que no tenía permitido presidir en solitario el rezo: "Lo habíamos pedido por nuestras especiales connotaciones. Los siento mucho, hermanos. Hubiera sido muy bonito, especial y emotivo. La primera oportunidad de ir a la Catedral. Os pido perdón porque tampoco estaba en nuestras manos. No hay que buscar ningún culpable. El próximo Sábado de Pasión volveremos a ver al Señor por las calles de Torreblanca". El paso fue sacado hasta la puerta donde se rezó la estación del vía crucis. Se vivieron momentos bonitos y muy emocionantes en Santa Marina. Era su momento y no quisieron desaprovecharlo, pese a que el Arzobispado no había dado su autorización.

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