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Santa Catalina: Reapertura a finales de 2017

  • Las obras de la última fase comenzarán tras el verano y durarán un año. Se habilitará la cripta para las visitas y se construirá una cámara de ventilación perimetral.

Santa Catalina encara la recta final para su reapertura. El Arzobispado dio a conocer ayer los pormenores de la tercera fase del proyecto integral de rehabilitación del valioso templo gótico-mudéjar, cerrado al culto desde el 3 de junio de 2004. Los trabajos durarán aproximadamente un año y, previsiblemente, comenzarán tras el verano. El documento de intervención, redactado por el arquitecto Francisco Jurado, se encuentra ya en fase de visado y posteriormente debe pasar por la Comisión de Patrimonio para que la Gerencia de Urbanismo otorgue la pertinente licencia de obras. El coste de los trabajos oscilará entre los dos y los 2,5 millones de euros, una cantidad que el Arzobispado espera afrontar junto al Ayuntamiento, en virtud del convenio firmado en diciembre de 2014, aún pendiente de desarrollo, en el que el Consistorio se comprometía a abonar el 50% de la última fase. 

 

"Tengo la esperanza de que ésta sea la penúltima convocatoria sobre Santa Catalina. La última será ya para presentar la restauración en la víspera de su inauguración", explicó el arzobispo, monseñor Asenjo, durante la rueda de prensa en la que presentó los detalles de la tercera y última fase de restauración  junto al arquitecto, Francisco Jurado, y al  ecónomo diocesano, Alberto Benito. 

 

El proyecto básico y de ejecución redactado por el citado arquitecto comprenderá la consolidación de las estructuras arqueológicas halladas durante la excavación del subsuelo, para que puedan integrarse en la cripta visitable que se creará; la eliminación de las humedades procedentes del subsuelo, mediante la realización de una cámara de ventilación perimetral; la potenciación de la luz natural en el interior, restaurando óculos y vidrieras; la renovación interior de los acabados, pavimentos e instalaciones, para que el templo recupere su aspecto primitivo, y la restauración y estudio de los revestimientos y bóvedas de la torre. La actuación también contempla la restauración de los bienes muebles.

 

Jurado esgrimió que uno de los objetivos de abrir el subsuelo en la segunda fase era el de airear el edificio, además de buscar los restos de las anteriores construcciones. Ahora se actuará en el exterior para acabar con las humedades que ascienden desde el suelo y que son visibles en las paredes exteriores ya restauradas y acabadas: "Vamos a rodear el edificio de una cámara de aire para que los muros no estén en contacto con la humedad. Creemos que es algo absolutamente necesario".

 

La distribución de la iglesia una vez terminada será la misma que tenía antes de su clausura. El arquitecto reveló que se ha barajado la recuperación del suelo a una cota anterior: "La iglesia tiene el suelo a distintos niveles. Le dimos alguna vuelta por si era deseable su recuperación, pero generaría importantes problemas de acceso, aunque los arcos y las columnas ganarían mucho en esbeltez". Sí se instalarán planchas de vidrio en dos zonas para que quede constancia del nivel del suelo anterior. Una de ellas estará situada en el arco del acceso oeste (portada de Santa Lucía) para que se pueda visualizar su traza completa: "Yo calculaba que al arco de herradura le faltaban unos 80 centímetros, ya que tienen una proporción áurea. El excavar se ha confirmado y gracias al vidrio se podrá observar en su totalidad".

 

Gracias a la excavación arqueológica han salido a la luz antiguas estructuras que han permitido conocer la evolución del actual templo. Estos restos se van a musealizar y serán visitables, de igual manera que lo son los de la iglesia del Salvador: "Vamos a hacer un forjado que apoyaremos en las bases de los propios arcos".

 

Los pavimentos y los acabados serán muy parecidos a los que había anteriormente y se está estudiando la iluminación artística, que será con led y totalmente eficiente. El Arzobispado está en negociaciones con la Fundación Sevillana Endesa para que se haga cargo.

 

En cuanto a los plazos que se barajan para la apertura  de la iglesia, el arzobispo aseguró que espera que la bendición pueda ser a finales de 2017. Jurado especificó sobre el tiempo que durarán unas obras que comenzarían tras el verano: "Yo siempre digo que la obra dura un año. Yo espero que empecemos tras el verano. Después de tantos años cerrada, hay que tener un poco de paciencia".

 

El arquitecto repasó durante su exposición las actuaciones y los acabados en el exterior, "siguiendo un criterio muy estricto para diferenciar la parte mudéjar, de la barroca y las posteriores", y respetando los colores hallados durante la restauración. Entre las peculiaridades del templo, Jurado explicó que el "redondillo" de la calle Alhóndiga "podría ser de un antiguo ábside". Los expertos tienen la duda también de si procede de otra iglesia. Respecto al desplome del muro de los pies de la iglesia, Jurado aseguró que no hay que preocuparse y que responde a la propia evolución de la construcción: "Los arcos no son iguales. El del presbiterio es más estrecho y el último se acopla al muro. Eso significa que se han realizado posteriormente". También se han hallado huellas de la cubierta anterior. 

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