Un día idóneo para definir el carácter
osasuna | sevilla · la previa
El Sevilla busca su primer triunfo fuera en un contexto espinoso, con Osasuna queriendo redimirse ante los suyos · Marcelino requiere continuidad en el juego pero anuncia cambios para refrescar o reservar ante la visita del Valencia.
El Sevilla aún no tiene un camino definido. Lo que ocurrió en Villarreal, donde amagó con dar un golpe en la mesa y después se escondió debajo de ésta, ha dejado en el aire cualquier análisis, porque, al margen de aquella desazón en El Madrigal, en la Liga sólo ha hecho lo que debía, ganar y por la mínima a los dos huéspedes que ha tenido en Nervión, dos buenos equipos a los que superó jugando a arreones, sin la necesaria continuidad como para haber dejado bien definidos los trazos de la idea que quiere su técnico, el esbozo de equipo que busca. Y precisamente la continuidad es lo que viene requiriendo Marcelino. El Sevilla ha dejado pinceladas sueltas de lo que quiere ser, pero el lienzo aún tiene mucho espacio por cubrir. Hoy, en Pamplona y ante un rival herido en su orgullo, se presenta un contexto idóneo para la definición, para demostrar que la anhelada filosofía de juego va acompañada de carácter.
Osasuna necesita redimirse de la humillante goleada que sufrió el sábado en el Camp Nou. Y para esa redención el equipo de José Luis Mendilibar va a tirar de lo mejor de la casa: fútbol rápido, dinámico, sin respiro, fútbol de duro rozamiento ante una hinchada a la que pedirá árnica y que, viendo inferior en cualidades técnicas a su equipo, se vendrá arriba a poco que los rojillos ofrezcan garra y verticalidad. Es decir, el escenario es espinoso a más no poder; o sea, es el marco idóneo para que el Sevilla termine de trazarse a sí mismo, con personalidad y fútbol. Y además cuenta con ingrediente que debería saber usar el Sevilla, la sobreexcitación local.
Marcelino quiere dar continuidad a lo que trabaja durante la semana, a saber: líneas adelantadas y juntas, coordinación en la presión, dinamismo en los cuatro atacantes, juego interior de los dos extremos y participación colectiva tanto en defensa como en ataque. No es una quimera, aunque sí requiere un compromiso y una convicción absolutas en los diez jugadores de campo.
Para exponer este tipo de fútbol y teniendo enfrente a un rival inferior a priori que llevará el partido a lo físico, Marcelino necesita frescura y anunció varios cambios respecto al sábado. Es más que probable que deje en el banquillo a Kanoute para no sobrecargarlo y también para tenerlo como la mejor bala en la recámara. Además, no hay que olvidar que el sábado hay un partido de muchísima importancia, pues llega a Nervión el Valencia. En la defensa va a haber cambios seguros: Alexis entrará por Escudé y seguramente Cáceres por Coke, que terminó tocado ante la Real Sociedad. Y ya queda más en el aire la posibilidad de que Marcelino dé entrada como titular a Rakitic. Eso supondría quitarle el puesto fijo a Trochowski junto a Medel, o adelantar al germano-polaco a la posición de mediapunta para que el suizo-croata se sitúe como medio centro... Demasiadas variables para el catecismo básico de Marcelino, que prefiere no marear a sus futbolistas con tantos matices tácticos.
El asturiano insiste sobre dos o tres ideas básicas y las machaca: solidaridad, convicción, presión, unión de líneas... Es decir, mensajes dirigidos más a la actitud que a la aptitud táctica. Pero eso no significa que desprecie la estrategia para combatir las virtudes del rival, que las tiene. Mendilibar ha dotado a Osasuna de un juego menos directo y más de combinación, aunque siempre sobre la idea matriz del dinamismo. Y cuenta con piezas para llevarlo a cabo. El Sevilla debe vigilar el oportunismo del incombustible Nino, y el habitual dinamismo de Kike Sola, artífice de la remontada local el curso pasado, y el técnico también ha avisado de la capacidad de desborde del marfileño Lamah, otra de las escasas novedades de los rojillos. Puñal y Lolo, arraigado en Navarra, meterán fuerza en la medular... Por nombres, a lo que se ve, gana el Sevilla, como suele pasar en las previas de los partidos en Pamplona. Luego el fútbol tiene caminos inescrutables, a no ser que la unión de carácter y talento logre plasmar la lógica de que gana el más fuerte.
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