Ni la marcha de José María Rosillo, ni la dimisión del vicepresidente, Paco Palacios, ha cambiado a un Dos Hermanas que no se encuentra a sí mismo. Mucho tendrá que trabajar el nuevo técnico, Juanma Corbacho, si quiere enderezar a un equipo que físicamente y psicológicamente no anda bien. Esto se pudo comprobar ayer en la derrota de los rojillos ante un Paradas que realizó un partido muy serio para llevarse una merecida y trabajada victoria.

El encuentro comenzó con un elevado ritmo de juego por parte de ambos equipos, que desde el inicio gozaron de ocasiones claras para haber inaugurado el marcador. Así, en el minuto 8, Óscar puso en apuros a Ceballos con un seco disparo que desvió, con dificultad, a córner. La réplica de los locales llegó, poco después, por medio de Melquiades, cuyo potente zapatazo se marchó alto. La mejor oportunidad en el primer tiempo la tuvo Marcos, en el 20', con un chut a bocajarro que el cancerbero visitante Pablo detuvo con una soberbia parada.

De ahí hasta el descanso y, sobre todo, en la segunda mitad, el dominio fue siempre del conjunto dirigido por Quini, que desplegó un fútbol alegre con el que desquició a los nazarenos. De este modo, en el minuto 50, Óscar tuvo un balón claro para marcar, pero su disparo salió fuera por muy poco. El ímpetu del conjunto albivioleta dio su fruto en el 61, cuando Edu, después de un gran pase de Óscar, fusiló a Ceballos desde el punto de penalti, haciendo el tanto que a la postre le dio el triunfo a su equipo.

Con el resultado favorable, la escuadra paradeña se sintió muy cómoda sobre el terreno de juego, desaprovechando múltiples oportunidades para haber podido golear a un Dos Hermanas que tiene muy mala pinta, pues no termina de mostrar síntomas de reacción para intentar abandonar los puestos de descenso.