Haber jugado con Real Madrid y Barcelona es la mayor ventaja que tiene el Sevilla de Míchel con respecto al de Marcelino en el mismo periodo de campeonato liguero. El inicio del predecesor del madrileño fue superior en cuanto a números, puesto que hasta la séptima jornada acumulaba cuatro victorias y tres empates, permaneciendo invicto, con 8 goles a favor y sólo 4 en contra. Ahora, el Sevilla suma tres victorias, un empate y dos derrotas, con un balance goleador de 8-7. Las estadísticas, empero, se ven mejorada por las sensaciones, si no se tiene en cuenta el borrón de Vigo.

Aquel Sevilla de Marcelino tardó en encajar la primera derrota y sobrevivió a la visita al Camp Nou, con aquella noche épica en la que Javi Varas hasta le paró un penalti a Messi. Era la jornada diez y supuso un engañoso subidón de euforia que se enfrió con los dos partidos siguientes en casa, empate ante Racing y derrota con Granada.

Ahora, las dos derrotas seguidas han enfriado la euforia de las victorias ante Madrid y Deportivo, aunque la producida ante el Barcelona tuvo una lectura positiva por parte de la afición. Míchel debe recuperar esas buenas sensaciones durante el largo parón liguero hasta el próximo lunes 22. Recuperará a varias piezas clave para volver a dibujar el equipo base y cuenta con el prometedor inicio de Negredo, que ha arrancado la temporada asumiendo sus galones con 4 goles en siete citas.