Sólo ha jugado dos partidos ligueros y ya se ha enamorado de la ciudad. "Sevilla es muy bonita, es una ciudad especialmente hermosa. Desde el primer día que llegué, acudí a visitar sitios como la Catedral y me parece una ciudad fantástica. Creo que con el buen clima debe ser más bonita aún", asegura Alfred N'Diaye sobre sus primeros contactos con la ciudad. Sus compañeros le comentan la existencia de un clima caluroso en los próximos meses y el parisino sonríe imaginando más sol que lluvia durante su presencia en el Betis. Su adaptación al vestuario es vertiginosa y cada entrenamiento lo demuestra. Lo nombran, le gritan, lo animan; y él toma protagonismo y demanda balones para ser partícipe de cada intención de mejora. "Acabo de llegar y trato de adaptarme. Hablo más con Damien Perquis y con Cedrick porque hablan francés, además de Nosa Igiebor, que habla inglés. También trato de aprender español, de hablar con todos los jugadores. Ellos me ayudan y es la mejor forma de aprender español", señala sobre su progresión con el idioma. Pero su única meta es la salvación del equipo.