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Fiel raigambre por vía paterna

  • Daniel Gil y Raimundo de Hita, periodistas sevillanos, resumen en 100 motivos la filiación a sus equipos El sevillista jamás piensa en el Betis; el bético casi ha aborrecido estos partidos

Ambos son periodistas, se hallan inmersos en la cuarentena y ninguno trabaja actualmente en un medio de comunicación. Y los dos perdieron recientemente el germen (quizá habría que decir el primer motivo) de su acentuada filiación futbolística: Manuel y Raimundo son los responsables de que Daniel Gil Pérez (Sevilla, 03-08-73) y Raimundo de Hita Cantalejo (Sevilla, 22-12-66), sus hijos, abrazasen sus colores balompédicos. Hasta ahí, las semejanzas. Porque el primero se dedicaba a evangelizar el beticismo desde Nervión -lleva años residiendo en Madrid- y el segundo es un sevillista de El Porvenir, barrio a medio camino entre Heliópolis y su querencia.

Sus vidas laborales confluyeron hace años en el Ayuntamiento de Sevilla y allí se citaron para hablar de sus pasiones, el Betis y el Sevilla. Dani, el bético, pensó en su amigo Rai, el sevillista, para escribir 100 motivos para ser del Sevilla cuando la editorial ya le había confiado a él la versión bética de una serie que abarca a Real Madrid, Atlético...

Los motivos de cada cual para ser bético o sevillista son variopintos, pero la influencia de la sangre... "Me hago bético por mi padre, porque mi abuelo lo hizo a él; iban al fútbol los dos desde Carrión en una moto Guzzi. Los primeros recuerdos, más que de partidos, son de jugadores: Cardeñosa, Rincón, Parra... Pero el principal recuerdo es el rito: el vínculo de unión con mi padre, el café, el bocadillo de salchicha... Mi padre no fumaba, pero viendo el Betis era capaz de fumarse un paquete de Winston", rememora Daniel.

"No recuerdo un solo día de mi vida sin ser sevillista. Empecé a venir al Sánchez-Pizjuán con mi padre, de niño, y ya pronto cumpliré los 25 años de carné. Podría ser más antiguo, pero él era militar y dejé de ser socio cuando nos destinaron a Badajoz", cuenta Raimundo sin excesivo lamento.

El mayor estudió Periodismo en la Complutense de Madrid y apenas rozó la información deportiva. "Desde el principio decidí no hacer deportes, quizá por eso sea fácil significarme, aunque igual también diría que soy sevillista. Lo que no entiendo es que un periodista se signifique y haga periodismo de bufanda, como en Madrid, y que retuerza noticias o las oculte por bien de su equipo. Pero por qué no significarse siendo objetivo, si al final se sabe de qué equipo es cada uno", se pregunta Raimundo, aunque entiende que aquí la mayoría no pregone sus colores. "Ejercer el periodismo deportivo en Sevilla es muy complicado", refrenda.

"Estudié Derecho y luego hice el máster de Periodismo de El País y de la Universidad de Madrid y me cambió la vida. Tengo una distancia profesional y geográfica que me da esa ventaja. Aunque trabajé tres años en El País como responsable de la información deportiva del Sevilla y llegaban cartas al periódico diciendo que yo era muy sevillista", explica Daniel.

¿Y cómo ven ambos a su equipo sin el otro? ¿Quizá uno signifique un motivo para ser del otro? "El Sevilla sería posible sin el Betis y sin cualquier equipo del mundo. A mí el Betis me da exactamente igual, como el Logroñés, si no fuese por la hermandad, la cercanía, los amigos... No soy antibético, porque para serlo hay que plantearse cosas del Betis y yo no lo hago", resume Raimundo con sinceridad, la misma que cuando su colega, en un capítulo de su libro, relata cómo cantaba goles del Athletic junto a un amigo durante los dos años en los que fue socio del Sevilla también. Solicita, eso sí, disculpa para ese pecado venial de juventud. "El Betis es posible sin el Sevilla, pero sería de otra manera, ya que existe una fuerte relación y no sólo en lo deportivo, sino en lo familiar...", reflexiona.

A ambos les cuesta hallar el motivo 101 para ser de su equipo, pero echan de menos a algunos futbolistas. "Hace poco le dieron el Dorsal de leyenda a Paco Gallego, quien merecería un capítulo, como Enrique Lora, el ídolo de mi padre, al que hace poco le dediqué este libro con los vellos de punta: ¿Pero qué hago yo firmándole a Lora? El mundo al revés", se emociona Rai. "Me he quedado con ganas de escribir de todos los futbolistas de principios de este siglo, los que ganaron la Copa y se clasificaron para la Champions. Los meto en un sólo motivo y merecen más; esa generación canterana de Joaquín, Juanito, Dani...", replica Daniel.

El que sí está claro es el primer motivo y ambos remiten a la dedicatoria. "A mi padre Manuel por hacer de mí el bético que soy. Por mis hijas Candela y Lola, presente y futuro de mi beticismo", reza una. "A mi padre porque cada día de partido siento que me coge de la mano para ir a ver al Sevilla al Sánchez-Pizjuán", se lee en el otro libro. Con todo, Daniel apostilla: "Pero lo que más me llama la atención es qué motivos tendrá la gente de fuera que es del Betis pero no por la vía familiar. Eso me emociona, porque es un equipo que apenas les da ni gloria ni títulos; ¿qué verán en el Betis?".

Este derbi les da igual a los dos, como a casi todos. Es un partido incómodo e inoportuno hasta para la ciudad. "Hay hartazgo de derbis, es Domingo de Ramos... Y, además, hay decepción en el beticismo. Yo en el libro hablo del mal trago del derbi, que es lo que supone para mí este partido desde casi siempre. Creo que el Betis no los afronta bien, por carácter, por tensión, por concentración, no sé. Y yo los vivo con preocupación y disgusto. Pero el Betis es como es, capaz de meterle tres al Sevilla", sorprende Dani. "Ni he pensado en el derbi, y más después de lo del jueves con el Oporto. El Sevilla tiene que mirar a la cuarta plaza y ganar todos los partidos, sobre todo el de San Mamés", justifica su colega.

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