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Llega un lobo a la fiesta de Nervión

  • El Málaga, con la mentalización a tope por su racha y por tratarse de su derbi, supondrá otra dura prueba para la solidez del Sevilla ante su gente.

Por si fuera poco el subidón que supuso para los sevillistas el partido de vuelta ante el Betis en los octavos de final de la Copa, la mano inocente de Clemente Villaverde en el sorteo de cuartos estimuló aún más la fiesta de Nervión. Por si hacía falta. Salieron primero las bolas del Valencia y Las Palmas. Luego, Monchi despejó mucho el panorama para sus intereses, que son los del Sevilla, al emparejar al Athletic con el Barcelona. Y Villaverde, director general de fútbol del Atlético de Madrid, fue el que respondió a los deseos de la grey sevillista al traer al Mirandés la próxima semana al Ramón Sánchez-Pizjuán.

No lo va a tener fácil el equipo blanquirrojo para acceder a la que sería su séptima semifinal copera en trece temporadas. Si los castellanos han apeado a Málaga y Deportivo, algo tienen. Pero indudablemente, la fortuna en el sorteo animará aún más los corrillos previos al pitido inicial de esta tarde en el Pizjuán, mientras el personal digiere el almuerzo. El ambiente festivo será pleno, exuberante.

Y ese buen rollo, esa enorme carga de energía positiva, muchas veces en la historia del fútbol obró como factor de distracción. Es frecuente que las dinámicas eufóricas sean cortadas de forma abrupta e inopinada. Y si el que tratará de hacerlo se toma el partido como la afrenta del año, tanto más peligro. Es lo que hoy anuncia el guión: el Málaga lleva toda la semana preparando su asalto al feudo donde más gusto da ganar a los costasoleños. Incluso dos de los puntales del equipo de Javi Gracia, el mediapunta Amrabat y el ariete Charles, forzaron la quinta amarilla ante el Celta y no jugaron en Las Palmas para asegurarse su concurso en el encuentro de hoy.

Amrabat no se vestirá finalmente de corto si se precipita su marcha al Watford de Quique Sánchez Flores, pero Charles, salvo imprevisto de última hora, sí que formará en la tropa malaguista y a buen seguro que será uno de los más claros exponentes de ese juego rudo, al borde del reglamento, con el cuchillo entre los dientes, que van a poner en liza los blanquiazules para paliar el teórico déficit técnico que acusan ante los sevillistas.

El denominado otro fútbol va a estar esta tarde muy presente sobre la hierba. Porque el Málaga viene espoleado por su racha de siete partidos de Liga sin perder, porque ganar en Nervión contiene un bonus extra ante su afición y porque, además, cuenta con jugadores para sembrar de trampas la hectárea: Camacho y Recio en el medio, más Albentosa y Weligton más atrás, fraguan una firme columna vertebral. Y a partir de ahí, aguantar y salir en busca de cazar descolocada a la zaga sevillista o de forzar un error de la misma cerca de Sergio Rico.

En el otro lado del ring, aguardará un anfitrión con menos magulladuras y cansancio del que se anunciaba cuando el anterior sorteo de Copa lo emparejó con el Betis. La competitividad de los verdiblancos no fue la esperada y al relativo desgaste de los pupilos de Emery el pasado martes se une que no pocos de los que hoy serán titulares disfrutaron de descanso en esa cita copera: Coke, Carriço, Tremoulinas, Krychowiak, Cristóforo y Vitolo, que apuntan hoy a recuperar la titularidad que ya gozaron ante el Athletic, no jugaron un solo minuto en la vuelta ante el Betis. Y Krohn-Dehli y Gameiro salieron el martes para jugar un ratito y a un ritmo que ni mucho menos fue pleno de intensidad.

Ese concepto, la intensidad, debe ser el punto de apoyo sobre el que gire el juego sevillista para aplacar las aviesas intenciones del Málaga. El ingreso de Carriço y la confirmación de Cristóforo mucho tuvieron que ver en que esa intensidad fuera la adecuada ante otro buen equipo que propone ritmo, choque y niega espacios, como es el Athletic. El portugués y el uruguayo dieron más consistencia si cabe a un equipo que se va rearmando, que va afinando su puesta a punto y que al calor de su gente se va sintiendo poco menos que invencible. Lo que pasó con el Betis y lo que puede seguir pasando en esa Copa redondea un ambiente festivo esta tarde en Nervión. Pero ojo, que a la fiesta llega desde el cercano oriente un lobo dispuesto a liarla.

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